Barcelona
«Morirme y volver me convirtió en místico»
El escritor y místico Tutham-Guillamot se levanta antes de la salida del sol para observar el amanecer. Después, medita y escribe aforismos que integran obras como «1.100 reflexiones para el siglo XXI». Hace años que este catalán dejó el comercio para dedicarse a la búsqueda de maestros espirituales por todo el mundo. Este fin de semana ha invitado a 25 de ellos a visitar Barcelona, donde se celebra un Congreso de Chamanes y Místicos que reúne a líderes espirituales de cuatro continentes.
-¿Es usted un místico?
-Soy un ser humano que ha decidido dedicar su vida a la reflexión espiritual, tratando que mis pensamientos sirvan de orientación y punto de apoyo para la gente.
-¿Qué tiene un místico que no tenga un fontanero?
-No hay diferencia entre uno y otro. Es sólo una cuestión de sensibilidad y atención. He podido observar que cada vez hay más seres sensitivos en diferentes lugares del mundo. Un sensitivo es un canalizador, una persona capaz de percibir lo no visible.
-¿Eso me incluye a mí?
-Usted, como yo, es una esencia espiritual dentro de un cuerpo físico. Antes de venir al mundo, trazó un itinerario existencial que ha ido cumpliendo paso a paso. Cuando nuestra alma llega al mundo, atravesamos un velo de olvido y perdemos el recuerdo de nuestra condición divina.
-Así pensaba Platón.
-Cuando meditamos o practicamos ejercicios espirituales, podemos tomar plena conciencia de nuestra condición original y recuperamos la memoria de lo que somos. Las tradiciones espirituales llaman a ese proceso iluminación, nirvana, satori... Sensibilizarse significa abrir las antenas al mundo de lo no visible.
-Le sigo...
-Si busca el silencio interior o medita, empezará a comprender las grandes metáforas del mundo. Y se dará cuenta de que lo más importante no es el dinero, ni siquiera la felicidad, sino ser sensible.
-¿Cómo lo logró usted?
-Un día, esquiando, sufrí una angina de pecho y sentí morir. Una amiga trató de reanimarme, sin éxito. Hoy, se han descrito casos de muchas personas que recorren un túnel con una gran luz al final cuando pasan por una experiencia cercana a la muerte. Y eso me sirvió para tomar conciencia de lo que somos.
-¿Volvió a la vida?
-Sentí que nacía otra vez. Y desde entonces me orienté completamente hacia mi búsqueda interior. Comencé a hacer ayunos, a meditar, a viajar en busca de maestros... Morirme y volver a la vida me ha cambiado: conecté con el gran maestro interior que está dentro de nosotros.
-¿Rompió con su vida anterior?
-Con la búsqueda del éxito o el dinero, me entregué a concebir experiencias internas que me permitieran encontrar respuestas sobre lo que somos y lo que podemos llegar a ser como seres humanos.
-Ahora expone su búsqueda en un congreso.
-Hemos trabajado para reunir en Barcelona a 25 maestros espirituales. Tendremos a chamanes indígenas de América, monjes budistas, canalizadores de fuerzas espirituales, maestros hindúes...
-Una ONU mística.
-Una reunión de personas convencidas de que podemos cambiar el mundo. Nuestro lema es: «Unidos para el logro». Estamos en un momento de cambio de conciencia.
-¿Cómo va a ser ese cambio?
-Experimentamos una intensificación de nuestra sensibilidad. Mi abuelo era profesor de esperanto: sabía que las fronteras no existen; ése será nuestro logro. Ahora que ya tenemos el poder de autodestruir el mundo, nos daremos cuenta de que somos una única humanidad.
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