Barcelona
Murcia y Andalucía regiones con mayor crecimiento en ocho años
La Fundación de las Cajas de Ahorros ha elaborado el balance regional del pasado año por CC AA y provincias.
La economía española creció entre los años 200 y 2007 un 25,2%, lo que se traduce en una tasa acumulativa anual del 3,3%, muy por encima de la media europea, de acuerdo con el Balance Económico Regional elaborado por la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas). El informe muestra un comportamiento muy desigual entre las distintas autonomías españolas. Durante el pasado año, Aragón fue la región donde más creció el PIB, un 4,16% (3,56% para la media nacional), por delante de Galicia (3,84%) y Murcia (3,81%). Un total de nueve comunidades crecieron por encima de la media española. Además de las ya citadas, Extremadura, país Vasco, Andalucía, Castilla y León, La Rioja y Madrid. Las ocho restantes lo hicieron por debajo, siendo las más alejada del crecimiento nacional Canarias y Baleares, con el 2,88% y el 3,03%, respectivamente.
En los ocho últimos años, y siempre según los datos de Funcas, Murcia y Andalucía son la autonomías que registran una mayor tasa media de crecimiento (4,09% y 3,60%, respectivamente), con la particularidad de que la población crece a mayor ritmo en la primera. En el otro extremo de la balanza se sitúan Baleares y Asturias (2,64% y 2,63%), que registran las menores tasas de crecimiento
Dos provincias, Zaragoza y Pontevedra, registraron en 2007 un crecimiento del PIB a los precios básicos superior al 4%, seguidas de otras 31 provincias, con un crecimiento al menos del 3,5%. Las dos provincias de la Comunidad Canaria fueron las que registraron un menor crecimiento del PIB, inferior al 3% en 2007.
Las mejores provincias
El fenómeno de la evolución de la productividad aparente del factor trabajo –afirman los autores, en el Balance Económico Regional de Funcas, Julio Pablo Alcaide– está muy influenciado por la inmigración extranjera y la evolución del sector agrario. La más alta productividad del periodo se registró en Tarragona, Ceuta, Valladolid y Huesca, lo que se explicaría por la incidencia del sector energético. En cuanto a los descensos notables de productividad aparente en Guadalajara, Baleares y Tenerife, quizás se expliquen, en parte, por la crisis turística de algunos años y por los efectos migratorios externos.
El desigual nivel relativo de los precios en poder de compra de las provincias españolas, que en Barcelona frente a Badajoz supone una diferencia del 23,88%, es un porcentaje suficientemente representativo de cómo el nivel de bienestar de las familias españolas está profundamente afectado por la desigualdad existente en los precios de los bienes y servicios consumidos por los hogares. De hecho, los datos de la economía española demuestran que las diferencias relativas en el nivel de desarrollo resultan corregidas por el efecto de los precios y por las transferencias públicas para la financiación de gastos sociales, tan importantes, como la enseñanza y la sanidad.
En cuanto al índice de renta familiar real de las distintas comunidades autónomas, existen sorpresas, al situarse las regiones más desarrolladas de España, Cataluña y Baleares, en las posiciones novena y undécima, lo que indica que existen diferencias en otros aspectos ajenos al desarrollo económico, como puede ser la marginación de la población, lo que crea diferencias en el bienestar social. Los autores destacan «cómo existen diferencias en la asignación de los recursos propios para la financiación de la sanidad y la enseñanza no suficientemente conocidos ni explicados por las autoridades económicas que redistribuyen los recursos públicos españoles. Acaso –añaden–el fenómeno migratorio no ha sido suficientemente incorporado en la distribución de los recursos públicos, siempre escasos e insuficientes. El desigual origen de las rentas familiares es también una prueba de la desigual estructura de la producción de los distintos sectores económicos», dice el informe.
El fenómeno extranjero
Uno de los temas donde los autores hacen más hincapié es el fenómeno de la inmigración extranjera, que ha seguido aumentando de forma notable, registrando un crecimiento en la población extranjera hasta el 1 de julio de 2007 del 12,42%, 2,4 puntos porcentuales más que en 2006. Este dato explica en gran medida el aumento de la población activa española que, entre 2000 y 2007, ha pasado de poco más de 18 millones de personas en 2000 a más de 22 millones (media anual) en 2007, equivalente a un crecimiento del 21,2%. Como el número de parados ha disminuido, casi el 14%, el efecto migratorio ha promovido un aumento del empleo superior al 25%.
Las retribuciones medias por empleo de los inmigrantes han sido inferiores al 50% de la retribución media en el conjunto de asalariados, españoles y extranjeros. Pero aún así, el elevado número de ocupados inmigrantes habrá generado más de 30.000 millones de euros, lo que supone el 3% del PIB nominal del pasado año.
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