Miami

Nadal imbatible en Roland Garros

La tranquilidad con que el español Rafael Nadal juega en París quedó hoy plasmada con su trigésima victoria consecutiva en Roland Garros, récord de todos los tiempos, al superar al ruso Teimuraz Gabashvili por 6-1, 6-4 y 6-2 y alcanzar los dieciseisavos de final. Nadie, ni siquiera el propio jugador sueco Bjorn Borg, ha sido capaz de ganar 30 partidos seguidos en París. Nadal lo consiguió hoy en dos horas y 17 minutos al derrotar a Gabashvili, 72 del mundo, un jugador nacido en Tiflis pero con domicilio en Sant Cugat del Vallés, que se entrena en el club Barcelona Total Tennis y que está dirigido por el técnico español Alvaro Margets. El tenista de Manacor se enfrentará ahora contra el ganador del encuentro de hoy entre el kazajo Andrey Golubev y el australiano Lleyton Hewitt. Nadal necesitó dos horas y 17 minutos de duro trabajo, en una tarde fría, para deshacerse de Gabashvili, a quien había ganado ya en el torneo de Miami este año por 6-2 y 6-2. Dio igual que el partido se disputara en la pista Suzanne Lenglen, la segunda en importancia del Estadio de Roland Garros, y que al final acabaran jugando con una ligera lluvia. El español fue muy superior. Nadal se movió con algo más de rapidez que contra el brasileño Marcos Daniel y cerró el partido con solvencia, justo a tiempo para poder luego llegar a tiempo y ver por televisión la final de la Liga de Campeones entre el Barcelona y el Manchester United, en Roma. "Tsunami"Gavashvili, capaz de lo mejor y lo peor, lo intentó de todas formas y logró golpes increíbles, abriendo huecos y forzando a Nadal, pero éste lo atajó todo. Hubo un momento en el que el ruso extendió los brazos, diciendo "no puedo hacer mas", en un claro signo de impotencia. Pese a todo, el marcador fue engañoso. Nadal se vio sometido a largos intercambios desde el fondo y afrontó cuatro puntos de rotura, pero nunca cedió su saque. Gabashvili opuso más fuerza física que mental porque quizás estaba convencido de cómo sería el final. Y Nadal no defraudó al liquidar el encuentro a la primera oportunidad.