«Nit de la cremà»

La «nit de la cremà» de las Fiestas Falleras llegó con antelación. Esta vez no a Valencia sino al Valencia C.F., cuyo entrenador, Ronald Koeman, con la aquiescencia del presidente Juan Bautista Soler, decidió como solución a los males deportivos de su era –una victoria en ocho partidos– optar por la calle de en medio y «cargarse» a dos estandartes del equipo: su capitán, David Albelda, y su portero titular, Santiago Cañizares. ¿Por qué?. Les culpa, junto a Miguel Ángel Angulo, que también ha entrado en el lote, del mal ambiente entre la plantilla, eso que los expertos llaman vestuario, y de las consecuencias negativas como el nerviosismo y el bajo rendimiento de algunos jugadores. Según mi amigo Rogelio, siempre en las alcantarillas del suceso, han provocado la saturación del holandés, ese descubrimiento del que se desconocen aún sus habilidades. Cuentan voces de total crédito que entre los tres han logrado deprimir al defensa de mayor proyección del fútbol español, como es David Albiol, «ya se te ha ido el chollo del entrenador que tanto te protegía y privilegiaba. Ahora verás lo que eres» en clara referencia a Quique Flores, ejecutado al amanecer ocupando puesto de «champions» en la Liga y a cuatro puntos del líder (hoy es séptimo a trece puntos). Al otro David, al delantero Villa, le echan en cara su falta de tino frente a la portería rival y de ser un «bluf». Vicente ha sido otro destinatario de mensajes dinamiteros invitándole a la inhibición deportiva, ya que «estamos en una temporada de transición». De ser verdad todo esto que me comenta Rogelio, al que yo creo por conocer a sus fuentes, es posible que el escenario requiriera una reorientación. El problema, como muchas veces, es la forma. La decisión de Koeman, el entrenador holandés más defensivo de los que se conocen por más que le quieren colocar la aureola de la escuela a la que pertenecen Cruyf, Van Basten o Rijkaard, puede ser quirúrgica o traumática. Pronto vamos a saber si, para apagar el incendio, Koeman ha usado agua o queroseno. Para empezar, el comunicado del club no pudo tener un contenido más inoportuno.