Feria de Bilbao
No todos los toros son iguales
La lidia, aun en estos tiempos, requiere unos conocimientos del ganado y su comportamiento imprescindibles para lidiar con ellos. Ayer se corrieron toros procedencia de Atasiano Fernandez, Vistahermosa puro. Ya en el siglo XVIII se caracterizaron por su nobleza y escasez de energía, propicios para las faenas artísticas. Ayer pareció que nadie , excepto Morenito, se fijó en ese detalle y los picaron, los banderillearon y los torearon a todos de la misma forma. Los picadores se ensañaron y se estropeó un quinto toro, que pudo ser bueno. El público se enfadó con el presidente sin darse cuenta de que los lidiadores fueron muy culpables. Los toros de ayer en otras manos hubieran lucido mucho más. El personal debe considerarlo para otra ocasión.
Fernando Robleño inició su faena al suave primero con dos muletazos por la espalda seguidos de dos tandas diestras valerosas, aunque sin ajuste. Los naturales, también valientes, sin acompañar la suave embestida. Faena decidida con poco temple. Buena estocada.
Con el noble y flojísimo cuarto, aunque cuajó buenos muletazos, no llegó al personal, que no cesó de protestar las carencias del animal. Todo lo que hizo, algunas cosas buenas, no tuvieron apenas valor, y menos, reconocimiento. Morenito de Aranda, muy dispuesto y con buen sentido del toreo, confeccionó una garbosa faena al manso segundo. Muy bien colocado, llevó el engaño por ambos pitones con templanza y buen gusto. Labor completa ante un toro que no le ayudó y en la que él sobresalió sólo por méritos propios.
Con el sobrero quinto de Navalrosal, con casta y dificultades consumó una primera parte de faena francamente buena toda por el pitón derecho, buscándole las cosquillas al animal y la muleta tapándole la cara. Parecía que todo terminaría en un éxito al comenzar con la izquierda, pero el torero bajó el ritmo y los naturales no salieron sino templados, todo lo emotivos que debieran, ya que el animal tenía cierto peligro por ese lado. Cambió a la diestra y la faena se vino abajo. Lo que pudo ser un importante triunfo quedó en ovación. Fandiño no acabó de tomarle la templanza al tercero y comenzó con muletazos rápidos y sin cruzarse. Los derechazos que siguieron, de igual forma, aunque, como en los anteriores, con mucha decisión. Los cites al natural, también fuera de cacho y sin acabar el pase. Buena estocada. Faena voluntariosa por debajo del toro.
Con el sexto, que embestía bien por el pitón derecho, también echó mucho coraje, aunque poco conocimiento. Lo atosigó en los cites con la diestra no permitiendo que el animal tomara espacio y se situara. Quiso hacer lo mismo por el izquierdo, por donde iba peor, y acabó siendo voltedado aparatosamente. Continuó por la derecha tan atropellado como anteriormente. Faena propia de diestro poco toreado, que antepone los deseos a la técnica y el conocimiento; los resultados, aunque el público aplaudiera su tesón, no son los mejores.
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