Europa

Estrasburgo

Obama no juega en Europa

Obama no juega en Europa
Obama no juega en Europalarazon

MADRID- Atrás quedan las vallas publicitarias, los carteles y los «brotes verdes» que anunciaban. Los de Ferraz no han escatimado en referencias a la Presidencia de Barack Obama para lograr acuñar un mayor número de votos. Sin embargo, la realidad ha demostrado que no sólo esta táctica se ha revelado inservible, sino que además, España no es un objetivo primordial en los planes de la Administración americana. Son muchos los rostros socialistas que compararon la cita del 7-J con la llegada del primer afroamericano a la Casa Blanca. Ya en noviembre del pasado año, entonces sin «acontecimientos planetarios», Pajín manifestó en clave europea que las mujeres «impulsaron con sus votos y su fuerza la victoria de Barack Obama en EE UU y también lo hicieron con Zapatero en España». En plena campaña, los socialistas insistieron en los guiños a la política americana para teñir de victoria lo que a todas luces anunciaba una derrota. Reuniones con estrategas de la Casa Blanca, comparaciones eternas con el presidente americano, vídeos en los que confrontaban los valores de Obama con los de George Bush, o como prefieren etiquetar los socialistas, la lucha entre la socialdemocracia y el neoconservadurismo. La vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega también contribuyó en la carrera hacia Estrasburgo al calificar la victoria de Obama como «la primera etapa de un partido» que se jugaba «en todo el planeta». Las alusiones de los socialistas a la Administración americana continuaron hasta el 5 de junio, dos días antes de los comicios, cuando el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pidió a los ciudadanos «un voto para quienes piensan que Europa junto con Barack Obama, debe liderar un orden internacional justo». Ese mismo día, Zapatero se mostró convencido de que habría una «fuerte mayoría parlamentaria progresista» en Europa. Incluso el vicepresidente tercero, Manuel Chaves, invitó a los ciudadanos a acudir a las urnas para poner fin «a las medidas neoliberales impulsadas por Bush». Con todo ello, el «Yes, we can» importado por Ferraz para el 7-J demostró ser inútil en un escenario en el que las hipérboles, las apariencias y las descalificaciones a la oposición se convirtieron en los verdaderos protagonistas.