Afganistán
Obama será más duro en Afganistán
La Administración norteamericana vincula la salida de sus tropas de Irak a la nueva estrategia en el polvorín afgano.
En su primera visita al Pentágono desde que es comandante en jefe, Barack Obama se reunió ayer con la cúpula militar estadounidense para impulsar los planes de retirada de Irak y el cambio de estrategia en Afganistán, donde la nueva Administración se dispone a apretar severamente las clavijas al Gobierno de Hamid Karzai.
Robert Gates, secretario de Defensa, y el almirante Mike Mullen, jefe de la Junta del Estado Mayor, ofrecieron al presidente un menú concreto de opciones, encabezado por el plan que prefiere Obama y que sigue siendo sacar de Irak el grueso de las tropas de combate en el plazo de 16 meses. También deletrearon al presidente los riesgos asociados a su decisión.
Porque de este calendario y del éxito de la retirada depende en gran medida el futuro de la estrategia en Afganistán. La Administración Obama está contemplando el envío de unos 30.000 soldados más a este frente, «el mayor reto militar» al que se enfrenta Washington en estos momentos, según el análisis que ha hecho esta semana el propio jefe del Pentágono. Junto al refuerzo de tropas, Obama estudia una transformación profunda del papel que debe ejercer EE UU sobre el terreno y el de sus aliados de la OTAN, incluida España. Como ha subrayado Gates, «no hay suficiente tiempo, paciencia o dinero» para perseguir los ambiciosos objetivos que se marcó Bush.
Con esta realidad, Obama quiere dejar el peso de la construcción de instituciones civiles y de desarrollo en Afganistán a los aliados europeos para que las fuerzas americanas puedan centrarse en la lucha contra Al Qaida y la insurgencia talibán. Así lo desvelaba ayer «The New York Times», al que han confesado funcionarios de la Administración que EE UU pretende concentrarse a partir de ahora en «la cuestión Al Qaida».
Paralelamente, Obama tiene intención de adoptar una línea más dura con el presidente afgano, Hamid Karzai, al que ve más como una «rémora que como una ayuda», asegura el diario. La nueva Administración en Washington está perfilando un cambio radical en la relación entre los dos Gobiernos. Karzai y Bush no sólo mantenían una buena relación personal, sino también un diálogo continuo por videoconferencia cada dos semanas. Obama, en cambio, ha criticado al líder afgano abiertamente por no hacer lo suficiente para frenar la rampante corrupción del Gobierno central, el florecimiento del tráfico de heroína y el resurgimiento de los talibanes. Los nuevos planes de Obama incluyen menos colaboración con Karzai, que se enfrenta a la reelección este año, y más con otros líderes provinciales.
No se ha tomado aún una decisión firme respecto al aumento de tropas en Afganistán. De momento, Gates ha hablado del envío de un primer refuerzo de unos 12.000 hombres este verano y dejará para más adelante los incrementos. Obama tampoco ha indicado cuándo presentará los detalles de su plan para salir de Irak.
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