Objetivo permanente de ETA

ETA intentó asesinar al entonces jefe de la Oposición y presidente del Partido Popular para poder «sellar» con sangre la que dio en llamar «Alternativa Democrática», que formaba parte de la estrategia de la banda terrorista para obligar al Gobierno a sentarse a negociar.

Era el 20 de abril de 1995 cuando el blindaje del automóvil y un pequeño fallo de los etarras evitó que los siniestros planes de ETA –hacer desaparecer al que ya era uno de sus peores enemigos– pudieran consumarse.

Seis días después del atentado, la banda hacía público un comunicado en el que, además de asumir la autoría de la acción criminal, daba a conocer la citada «Alternativa Democrática, que no era otra cosa que la consabida exigencia de independencia del País Vasco con al anexión de Navarra. Los planes de los terroristas habían fallado porque el pistolero encargado de conectar los cables para cerrar el circuito que activaba la bomba –no pudieron utilizar telemandos por los inhibidores que llevaba el coche– se adelantó unas décimas de segundo. El blindaje protegió a Aznar y a los otros ocupantes, aunque la explosión causó la muerte de una vecina de la calle José Silva.

Hay pocas personalidades que como Aznar puedan acreditar, si es que la amenaza de los pistoleros puede ser motivo de acreditación, que son objetivo permanente de ETA. Hace unos días, dos cabecillas de la banda revelaban, en una entrevista publicada en «Gara», que habían intentado, hasta en tres ocasiones, derribar con misiles tierra-aire las aeronaves en las que se trasladaba Aznar. De la seguridad del presidente del Gobierno, y de los que han ostentado este cargo, se ocupa una unidad especial que depende de Moncloa en colaboración con el Ministerio del Interior. Todo lo concerniente a este asunto es secreto por sí mismo y ningún dato debe ser revelado.