Sevilla
Patrullando una Vía Verde
La compañía Turismo Activo Vía Viva oferta diferentes actividades para todos aquellos que realicen en pie o a bici la ruta De la Sierra, en Andalucía. Incluso taxi de vuelta.
Si el turismo es y ha sido una fuente de riqueza para España en general, para el medio rural la expansión del turismo de naturaleza es una locomotora económica que lleva un ritmo constante. Lo prueban las cifras de ocupación de los alojamientos rurales incluso en esta época de crisis: se mantienen y suben.
Pero no sólo de alojamientos vive el turismo de naturaleza, también de otros servicios. La Patrulla Verde presta información y asistencia a los usuarios de la Vía Verde de la Sierra, uno de los 70 antiguos trazados de ferrocarril en desuso y reacondicionados para ser recorridos, y disfrutados, en bicicleta o a pie. Es una de las muchas iniciativas empresariales nacidas como resultado de la expansión de las Vías Verdes.
Todos los fines de semana y festivos los cuatro patrulleros, maestros y educadores ambientales de entre 43 y 28 años, se reparten a lo largo de los 36 kilómetros de esta vía y «salimos al paso de la gente para ofrecerles folletos, información sobre el recorrido e interpretación del entorno, un teléfono de contacto por si tienen un problema, como una avería en su bici o un golpe de calor», explica Andrés Jiménez, su coordinador.
Empleo rural
Hoy son una empresa, Turismo Activo Vía Viva, pero al principio, en el año 2000, eran contratados por la Fundación Vía Verde de la Sierra, que primero concertó este servicio con personas individuales para pasar más tarde a requerirlos de empresas, como fórmula de dinamización económica de la comarca, «quizá una de las más deprimidas del norte de Cádiz y sur de Sevilla, y con unas tasas de paro altas», declara la gerente de la Fundación, María Jiménez.
Continuar trabajando y viviendo en su pueblo llevó a Andrés a convertirse en autónomo y contratar a sus compañeros. Atender a los miles de usuarios que anualmente recorren esa Vía Verde a pie o en bicicleta les permitió detectar sus necesidades, convirtiéndolas en oportunidades para ampliar su empresa: «Si venían maestros en su tiempo libre, luego volvían con sus alumnos. Nos pedían que les diéramos una charla a los chavales y lo hacíamos como compañeros. Así que empezamos a ofertar actividades para escolares y otros públicos», recuerda el coordinador.
A menudo algún usuario pedía alguna bici prestada, «y vimos la posibilidad de crear un servicio de alquiler de bicicletas. Ahora tenemos 80, porque cuando viene un solo colegio ya hacen falta 50, y un profesional que les atienda», asegura Andrés Jiménez.
«Además –prosigue–, como la ruta no es circular, sino una línea recta, creamos un servicio de taxi para personas y bicicletas porque hay gente que quiere hacer la ida pero no la vuelta y el coche lo tiene en el otro extremo». Por último, comprobaron que «para los grupos familiares alojarse en los hoteles creados en las estaciones restauradas resultaba incómodo, y empezamos a alquilar casas del pueblo y luego construimos dos alojamientos rurales nuevos en Coripe».
Así, Turismo Activo Vía Viva es en la actualidad una empresa con ocho empleados, que «se han quedado aquí en vez de irse a otros puntos de España a trabajar» con tres áreas de actividad relacionadas pero diferenciadas, concluye el coordinador.
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