Pedro Arnuero / periodista y escritor: Perdido en el infierno

A principios de los 90 me encontraba en la Guayana francesa con la Legión. En Cayenne me enteré de que había un destacamento (30 soldados y un oficial) vigilando el Archipiélago de la Salvación. En otra época, allí estaba ubicado el penal con el régimen de vida más duro del mundo, que Henri Charrière inmortalizó en su libro «Papillon». En una de sus islas llamada Diablo, la más pequeña, estuvieron recluidos personajes tan conocidos como Dreyfus y el célebre Papillon. Quería conocer qué es lo que quedaba de aquel «infierno verde». Sólo se podía llegar en un ferry militar tres veces a la semana. Conseguí colarme en uno de ellos, con la promesa de volver el mismo día. Las tres islas, Royale, San José y Diablo, aparecían tras la niebla como un triángulo fantasma. En la más grande, Royale, me zambullí en la selva, donde caían cocos gigantes. El antiguo penal estaba decrépito, pero conservaba todavía el miedo en el aire. Los legionarios mataban el tiempo cazando caimanes y disparando a los tiburones. Gracias a un legionario que conocí en Kourou llegué a Diablo en un cayuco destartalado. Sólo quedaba una vista espectacular de los acantilados por los que se escapó Papillon y piedras donde había cabañas. Perdí el ferry y tuvieron que sacarme a la fuerza en helicóptero. Fue lo más impresionante. Volar en el tiempo, del antiguo infierno sacado de la pluma penetrante de Zola al actual paraíso. La pena es que planeaban convertir ese paraíso en un hotel para recién casados.