Elecciones autonómicas

Perejil de todas las salsas

La Razón
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Eso ha sido durante treinta años el PNV. El perejil de todas las salsas que se cocinaban en Euskadi y, ahora, con un nuevo Gobierno y una nueva mayoría, se siente expulsado de la cocina de la que salían todos los platos con denominación de origen Rh negativo. Por eso se ha «echado al monte», al Gorbea, Iñigo Urkullu con un grupo de incondicionales a plantar la ikurriña. Lo mismo que hizo el Ejército español en el islote de Perejil cuando Mohamed VI, ese rey de ópera bufa quiso desviar la atención de sus problemas internos mandando a dos soldados y una cabra a modo de «marcha verde» de bolsillo, como de bolsillo es él mismo en comparación con su padre Hassam II. El paralelismo realizado por Urkullu, un hombre inteligente y preparado, es sencillamente ridículo. Alguien debería recordarle al presidente del EBB que es posible regresar de cualquier parte menos, precisamente, del ridículo. Y todo porque hace unas semanas y en unas maniobras de nuestras Fuerzas Armadas, las de todos, también las de Urkullu cuando es necesario «dar el cayo» ante desastres naturales, o no tan naturales, en suelo vasco, se colocó la bandera española, también la de todos, en el pico del monte. Y ahora resulta que el Gorbea «no es un punto estratégico en el que clavar estandartes de conquista». «¡Manda huevos!», como dijo precisamente el ministro de Defensa que tuvo que deshacer la pantomima marroquí «al alba y con fuerte viento de levante». Aquí sólo había niebla. La niebla que sigue sin dejar ver a algunos la realidad de una sociedad nada uniforme como es la vasca que se ha hartado ya de tanto «druida» y tanta leyenda y reescritura de la historia. Lo del sábado en el Gorbea no dejaría de ser una anécdota si no fuera por la carga de profundidad que encierra ese no resignarse del PNV. Como inquietante es que en las filas socialistas no sean pocos los que creen que hay que volver a entenderse con los nacionalistas y dejar a un lado al PP. Por cierto que se trata de un pacto de una generosidad infinita por arte de Rajoy y Basagoiti. Todo a cambio de nada. El PP ha cumplido en Euskadi su parte del trato con la Historia, y hasta el momento el PSE del lehendakari López también. Si esta situación se cambiara por intereses partidistas la factura sería inmensa.