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Rematar la faena

La Razón
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La sentencia condenatoria para los procesados en el sumario 18/98, que se conocerá la próxima semana, marca un hito de extraordinaria importancia en la lucha contra ETA y su entramado. La banda aprovechó las facilidades que daba la recién estrenada democracia para montar, desde la década de los setenta, todo un tinglado de organizaciones que se movían en la legalidad y, cuando no era posible, en la tolerancia. Los terroristas tenían a su brazo político en las instituciones, disponían de medios de comunicación como altavoces de sus tesis y empresas con las que manejar sus finanzas.

Era una situación escandalosa contra la que algunos, no todos los que debieran (¡Ay! las hemerotecas...) clamaron durante muchos años sin ningún éxito. Las víctimas del terrorismo sentirán hoy que la impunidad, adornada de chulería, que han tenido que aguantar durante tantos años, tiene, por fin, su castigo. Y se lo tendrán que agradecer a ese puñado de agentes especializados de la Guardia Civil y de la Policía que han empeñado sus mejores esfuerzos para llevar a los culpables al banquillo. Y a la Justicia, con mención especial al fiscal Enrique Molina. El mal llamado «proceso de paz» ha generado unas nuevas tolerancias –Partido Comunista de las Tierras Vascas y ANV– que deberían acabar cuanto antes. Sobre todo si se quiere rematar la faena.