Comunidad de Madrid

Ruta Verde: cuatro horas por El Yelmo

El caminante recorrerá nueve kilómetros para hacer esta senda por el risco más importante de La Pedriza

La Razón
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Ya de por sí, los municipios colindantes con El Yelmo, el risco más importante de La Pedriza, son el mar de la tranquilidad. Cerceda, Manzanares El Real y alrededores arrancan del tirón cualquier resto de polución que traigan los visitantes o vecinos adheridos al cabello. Pero es que además el paisaje y los paseos de los que pueden disfrutar a tan sólo unos kilómetros son una fiesta de la naturaleza que echa a andar con cada amanecer.Este ecosistema abierto no necesita vigilancia privada, ni mucho menos; para eso están los buitres leonados, que todo lo ven, y son públicos. Ejercen de funcionarios de este rincón clave de la Sierra de Guadarrama. Tampoco se necesitan por aquí atracciones turísticas porque ya viene de serie el espectáculo de la cabra montés que, saltándose las leyes de mercado, es gratis, rigiéndose por las leyes fundamentales del medio ambiente. Se advertiría en estas líneas del riesgo de cruzarse con esta Capra pyrenaica, si no fuera porque las piedras de las que cuelgan no están al alcance de casi ninguno de los lectores.La ruta El Yelmo (o Peña del Diezmo), incluida dentro del programa oficial de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid, forma parte también del Parque Regional de la Cuenca Alta del Río Manzanares. Existe la posibilidad de llegar hasta allí en transporte público, tomando un autocar de la empresa Herederos de J. Colmenarejo, en el Intercambiador de Plaza Castilla, conectando con Manzanares El Real. Es una ruta circular, y como buen círculo comienza y termina en un mismo punto llamado Canto Cochino, aparcamiento cercano a la Escuela Taller (Manzanares El Real). Y está diseñada a medida para todos aquellos que tengan predilección por los ascensos sacrificados. El Yelmo, sin ir más lejos, es una formación granítica de más de 150 metros desde su base. Es la punta de la Pedriza Anterior. A lo largo del susodicho círculo, que se estira durante cuatro horas y media y nueve duros kilómetros, van sucediéndose también las formaciones vegetales autóctonas; destacando los arbustos por encima del arbolado. Qué llevarEl excursionista no debe olvidarse de la brújula ni del agua mientras observa cómo las jaras, los brezos y las gayubas les ganan la partida a los robles, encinas, sauces y fresnos. Son más pequeños, pero son muchísimos más. El excursionista no debe olvidar tampoco llevar unas buenas botas, un mapa y un par de pares de calcetines mientras deja atrás el Cancho de los Brezos, el Barranco de los Huertos, la Gran Cañada, el risco de la Cara, el Collado de la Dehesilla y el Refugio Giner de los Ríos. Instantes después de que los visitantes abandonen la zona, la dulce rutina se reactivará en toda La Pedriza. El buitre leonado volverá a organizar la vigilancia en círculos (como la ruta, claro); y la cabra montés intentará subir un peldaño más en su escalera rocosa hacia el cielo. Como si nada hubiera pasado.