Lyon
Sarkozy abre el debate sobre el uso del burka
La clase política gala se encuentra dividida sobre la conveniencia de prohibir esta vestimenta.
¿Burka sí o burka no? ¿Signo de sumisión o de orgullo? Estas preguntas son las que desde hace una semana sirven el debate en Francia, donde libertad religiosa y sacrosanta laicidad vuelven a enfrentarse. Cruzarse en la calle con una mujer cubierta integralmente por esta suerte de túnica, que sólo en algunos casos deja ver los ojos, es frecuente. Y explica que un amplio grupo de diputados de todo signo solicitara la creación de una comisión de investigación parlamentaria que haga una radiografía objetiva de la situación.Lo espinoso del debate tiene dividida a la clase política sobre prohibir esta vestimenta mientras se espera un arbitraje del presidente. Hoy, en un discurso ante el Parlamento en Versalles, Nicolas Sarkozy fijará la postura del Gobierno, que demostró no tener las ideas claras sobre la necesidad de reglamentar el uso del burka.No es para menos. En juego está la libertad para practicar una religión, su culto y los derechos fundamentales de todo individuo. Se debe determinar si el uso del burka es libre o resultado de una imposición. La ausencia de cifras dificulta establecer el alcance del fenómeno. Se estima que son entre 30.000 y 50.000 los seguidores en Francia del salafismo, rama radical que preconiza una interpretación rigurosa del Islam. La corriente Rayana opera como una secta y promueve la indumentaria entre las musulmanas. Si bien algunas de ellas se ven obligadas, muchas la adoptarían «voluntariamente».CríticasTildando de minoritaria la práctica, el Consejo francés del culto musulmán teme que la comisión parlamentaria «estigmatice» al islam y sus creyentes. Según el diputado comunista André Gérin, promotor de esta iniciativa, no es lo que se persigue, pero juzga que «la visión de estos fantasmas ambulantes es inaceptable», sin olvidar los problemas administrativos a los que da lugar la imposibilidad de poder identificarlas. La prohibición legal es una posibilidad que dejaba abierta el portavoz del Ejecutivo, Luc Chatel, «si se demuestra que el burka es padecido» y no escogido. Algo imposible de saber, como señala la ministra de Interior, Michele Alliot-Marie: «Depende de los casos», porque es imposible controlar en la calle a todas las mujeres. El titular de Inmigración considera que la prohibición es «ineficaz» y crearía nuevas tensiones. Eric Besson asegura que la solución pasa por «la educación y el diálogo».3 CASOS1/ ARGUMENTO: El Gobierno francés asegura que el uso de la burka «es una práctica radical de la religión incompatible con los valores esenciales de la República».2/ DISCRIMINACIÓN: En 2008, en tres ocasiones un matrimonio y sus hijos vieron denegada su solicitud de vivienda social cerca de Lyon porque la mujer usa burka.3/ DISCORDANCIA: Los servicios sociales no concedieron la nacionalidad a una marroquí de 32 años casada con un francés, quien le obligaba a traer un burka.
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