Barcelona

Se realiza en Barcelona el primer trasplante de un riñón por laparoscopia del mundo

Una mujer con insuficiencia renal crónica ha sido la primera persona del mundo que ha recibido un riñón trasplantado por vía laparoscópica, según ha informado hoy el equipo quirúrgico del servicio de urología de la Fundación Puigvert, que ha efectuado esta compleja operación.
El director del servicio de urología, Humberto Villavicencio, ha hecho pública hoy la intervención, después de dar de alta a la paciente, que ha permanecido ingresada tras la operación durante 14 días y ha salido del hospital "con una función renal normal".
La operación duró 230 minutos, según ha explicado el coordinador del equipo quirúrgico, Antonio Rosales, que consiguió colocar el riñón a la paciente "a través de una pequeña incisión abdominal de siete centímetros, cuando lo habitual es cortar unos 20 centímetros".
La laparoscopia es una técnica quirúrgica que consiste en introducir un tubo fino y largo que permite visualizar los órganos abdominales con una cámara de vídeo.
El cirujano ve los órganos en un monitor y los manipula con unos instrumentos quirúrgicos que entran en el cuerpo del paciente a través de unas pequeñas incisiones.
"Se trata de una cirugía mínimamente invasiva que reduce el dolor postoperatorio y permite una recuperación más rápida", según Antonio Rosales.
En esta ocasión, la paciente ha estado en observación postoperatoria catorce días, un tiempo parecido al que suelen permanecer en el hospital las personas que reciben un trasplante de riñón por el método tradicional.
"El tiempo de estancia hospitalaria ha sido más largo porque era la primera vez, pero en adelante podremos acortar los ingresos", ha augurado Rosales, quien ha añadido que "el dolor postoperatorio de esta paciente ha sido menor de lo habitual".
La receptora es una mujer de mediana edad que prefiere mantenerse en el anonimato y que ha recibido un riñón donado por su marido.
La paciente ha sido elegida porque estaba en fase de pre-diálisis y tenía una masa corporal baja, lo que facilitaba el trasplante, según ha explicado el doctor Rosales.
"En próximas intervenciones iremos adquiriendo experiencia y podremos operar con esta técnica a personas gruesas u obesas", ha añadido.
En su opinión, la inserción de riñones por vía laparoscópica es "un gran avance"porque los receptores están sometidos a un tratamiento con inmunosupresores y cortisona que "favorece la aceptación del órgano, pero dificulta la recuperación y la cicatrización".
"Si la cicatriz es más pequeña y la operación es menos invasiva, el paciente puede ganar seguridad y calidad de vida", según Villavicencio, que ha indicado que la incisión practicada en esta ocasión "es muy semejante a la que realizan los ginecólogos en las cesáreas".
El momento más delicado de la operación fue, según Rosales, la disección de la vena y la arteria del receptor para conectarlas con la vena y la arteria del riñón donado.
"Hay que poner una pinzas para que el paciente no se desangre y hay que hacerlo deprisa. Si tenemos en cuenta que el cirujano está trabajando con un monitor en dos dimensiones, en lugar de las tres dimensiones de la realidad, se puede entender la complejidad", ha explicado Rosales.
El doctor Villavicencio ha añadido que este procedimiento requiere "gran habilidad y un entrenamiento previo"y que la Fundación Puigvert ha podido llevarlo a cabo porque dispone de "buenos profesionales, la última tecnología y la experiencia de las más de 1.700 intervenciones laparascópicas"que ha llevado a cabo el servicio de urología.