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Sí es Navidad

La Razón
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Se está cantando la lotería, que ha sido siempre el disparo de salida. Este año quisieron hacerlo a primeros de noviembre, el año que viene lo intentarán a finales del verano. Espero que los ciudadanos no entren en el juego de los mercaderes de cosas y promesas, porque tanto quiere vender un centro comercial como un político en campaña. Hoy sí comienza la Navidad y unos pocos tendrán una alegría extraordinaria: les tocará la lotería. Yo siempre que veo las escenas en televisión, ésas de la gente regándose con champán y dándose abrazos de euforia, siento cierta inquietud. No sé si es un sentimiento patético o sencillamente envidioso. Quién de nosotros, mileuristas o dosmileuristas o tresmileuristas, no hemos fantaseado alguna vez con qué haríamos si nos tocase el gordo. Les confieso mi fantasía: yo cancelaría la hipoteca, ingresaría en la comunidad de vecinos una ingente cantidad de dinero para las futuras e interminables derramas, pondría los mejores cristales y paredes aislantes en mi casa para no escuchar los ruidos violentos, haría unos buenos lotes para aquellos que quiero y se los pasaría por transferencia secreta, y me compraría un teatro. Sin embargo, ¿cambiaría profundamente algo? Poco, porque en realidad los premios monetarios son sólo una alegría pasajera.

Lo que realmente necesitamos, hablo de los que tenemos casa y trabajo, son otras cosas. Lo que necesitamos es que se nos quiera y se nos valore allá donde estemos. Y el dinero sí, te da la posibilidad de que te sonrían o reverencien, pero ya saben, amor pagado no sirve. La gente, en general, quiere lo que canta el villancico: noches y días de paz y de amor. Y eso no lo da la lotería. No lo da tampoco la Navidad, que, para la mayoría, es comprar y comer o sentirse más triste que nunca. Sólo algunos, quizá a su pesar, cenarán en los comedores de la beneficencia. Y serán incluso más pobres que el niño Dios. Que Jesús tenía una estrella y dos padres.