Policía

«Socorro me matan»

Muchos vecinos salieron a la calle para ver qué pasaba cuando escucharon los gritos de la niña
Muchos vecinos salieron a la calle para ver qué pasaba cuando escucharon los gritos de la niñalarazon

MADRID- «¡Déjame, déjame!» y «¡Socorro, me matan!», fueron los últimos gritos que profirió María Mercedes, la niña asesinada ayer. Si la discusión que le costó la vida y cuyos términos nadie menos el agresor conoce, empezó en un tono más bajo, finalmente, los gritos desesperados de la joven pudieron oírse en toda la calle. Las respuestas fueron variadas. La mayor parte salió a ver qué pasaba, pero otros prefirieron volver a sus domicilios («entré y le dije a mi marido: ‘yo creo que pasa algo'») o ignorar el asunto («oí ruido, pero aquí siempre hay ruido a primeras horas de la mañana entre los que salen y los que vuelven de salir de marcha, coches, gritos... y además mejor no meterse donde no te llaman que igual sale uno peor»).María, una de las primeras que vieron a la víctima, no puede sin embargo, quitarse la visión de la cabeza. ¿Quién puede matar así a un bebé? Es increíble». Un asesino joven y conocidoMaría, una de las vecinas que llegó a tiempo de ver a la niña aún con vida, trata de sobreponerse a la impresión sentada en la puerta de su casa. Por el momento, a expensas de lo que ilumine la investigación policial, parece que hay dos datos contrastados por las versiones vecinales. El primero es que el asesino no fue el padrastro de la niña, posibilidad con la que se especuló en algún momento. La mujer que la asistió en primera instancia y que vio al agresor, al que no conocía, afirma categóricamente que era «muy joven». El segundo, que la puerta del domicilio familiar no estaba forzada, lo cual indica, teniendo en cuenta que no había nadie más en la casa, que fue la víctima quien franqueó la entrada a su verdugo, lo que hace sospechar que pudieran conocerse.

La madre, sedada y hospitalizadaLa madre fue avisada por teléfono de que algo iba mal y se presentó de vuelta en casa pocos minutos después de la puñalada. «Un momento después de que llegara ella se murió la niña», comenta una vecina. Se encontró con un shock que no pudo soportar, por lo que tuvo que ser hospitalizada y sedada. Al parecer, no mucho tiempo atrás, la mujer perdió a otro hijo. Algunos de los presentes dudaron en un primer momento de que aquel cuerpo ensangrentado fuera el de la hija. «Yo atendí a la madre y le di agua», recuerda María, «y al principio pensé que la muerta no podía ser su hija pequeña, porque parecía una persona adulta». Por desgracia, sí era ella.