España

Solbes ya no oculta la realidad

Tras meses negando la evidencia, el vicepresidente admite que 2009 será muy difícil

La Razón
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Por tercera vez en apenas un año el Gobierno ha cambiado sus previsiones económicas y parece que se ha rendido a la evidencia. Tras haber despachado con displicencia los pronósticos de los organismos internacionales, que auguraban un fuerte deterioro de la economía española durante este año 2009, el vicepresidente Solbes aceptó ayer que España registrará las peores cifras macroeconómicas de las últimas décadas. En concreto, el paro alcanzará el 15,9%, lo que equivale a casi cuatro millones de desempleados; la recesión se situará en el 1,6% del PIB; y el déficit se disparará al 5,8%, porcentaje que casi duplica el máximo permitido por la Comisión Europea.
Conviene insistir en que este sombrío panorama no ha sido pintado por ningún organismo hostil al Gobierno socialista, sino por el vicepresidente económico. De este modo, es probable que se ponga fin a la polémica sobre la cuantificación de la crisis que durante estos meses ha enfrentado a socialistas y populares, con acusaciones de los primeros a los segundos tan peregrinas como «antipatriotas» y «derrotistas». Desde luego, el ministro Solbes no tiene la culpa de que el deterioro de la economía española se haya acelerado de manera vertiginosa en los últimos meses. Pero sí es censurable que no haya reaccionado con presteza, que haya ido a remolque de los acontecimientos y, lo que es peor, que elaborara unos Presupuestos como si no pasara nada. Hace apenas tres semanas que se aprobaron las cuentas del Estado para 2009; pues bien, los cálculos allí reflejados no tienen nada que ver con los difundidos ayer por Solbes, pues contemplaban un paro del 12,5%, un crecimiento del PIB del 1% y un déficit no superior al 1,9%. No parece razonable ni serio que en tan corto lapso de tiempo el ministro Solbes ofrezca dos realidades económicas tan dispares. El buen sentido comprende que las previsiones macroeconómicas no son exactas, que existen factores imponderables y que no es fácil evaluar el impacto doméstico de la crisis internacional. Pero da la impresión de que el vicepresidente de Economía no sólo se equivocó en el diagnóstico, sino que deliberadamente trató de ocultar la cruda realidad por motivos políticos y se empecinó en no revisar unos Presupuestos superados y obsoletos para no darle la razón al PP. La excusa dada ayer de que había cambiado la previsión de déficit público es truculenta, pues esa revisión venía exigida por los compromisos de gasto ya previstos en los Presupuestos y no como respuesta a la recesión económica, que mermará seriamente los ingresos. Sería muy consolador que las previsiones de Solbes para 2010 y 2011 se cumplieran y que la economía española superara la recesión, el paro descendiera y el déficit se redujera a la mitad. Nada es más deseable que ahuyentar el pesimismo y no resignarse a lo peor. Pero es de temer que el responsable económico del Gobierno no es ya el mejor embajador de la credibilidad.
No hace un año todavía, Solbes se enfrentó al popular Manuel Pizarro en el primer debate de la campaña electoral transmitido por televisión. Ambos tenían los mismos datos y mientras el ministro socialista pintó a los españoles un horizonte apacible y luminoso, Pizarro avisó de que venían malos tiempos. ¿Quién de los dos faltó a la verdad? Los ciudadanos, sindicatos y empresarios están dispuestos a arrimar el hombro para superar la crisis, pero el presidente del Gobierno debería evaluar si es Pedro Solbes el ministro más adecuado para dirigir la economía española y sacarla de la seria recesión a la que se encamina.