Feria de Bilbao

Tibia salida en hombros de Castella

LAS VENTAS (MADRID). 8ª de la Feria de San Isidro. Toros de la ganadería de Garcigrande, mansos y descastados. Mejores 3º, 5º y 6º. Lleno de «no hay billetes».- Morante de la Puebla, de gris marengo y oro, media estocada (silencio); pinchazo, media perpendicular (silencio).- Sebastián Castella, de malva y oro, estocada trasera (oreja); estocada (oreja).- Alejandro Talavante, de verde y oro, estocada, descabello, aviso (silencio); pinchazo, media (silencio). - Parte médico de Rafael Cuesta: cornada en el muslo derecho de 25 centímetros con un orificio de salida en el tercio inferior de la cara posterior. Pronóstico grave. 

Tibia salida en hombros de Castella
Tibia salida en hombros de Castellalarazon

Madrid- Castella le echó valor y muchas ganas a sus dos faenas pero no fueron merecedoras de trofeos; la primera por deslavazada, en la que recorrió toda la plaza, y la segunda a causa de una estocada muy defectuosa. Madrid es Madrid, se dice entre la gente del toro, precisamente porque siempre fue plaza exigente y un trofeo en ella ha sido más valioso que en cualquier otro lugar. No es restarle mérito a la decidida labor de este torero, sí dejar patente que ayer el público venteño, muy dadivoso, no pareció el de otras ocasiones. Pero es soberano porque paga y hay que acatar su voluntad.

Desorientado y aburrido

Morante, más pundonoroso que en otras ocasiones, logró muletazos estéticos ante el cuarto. Talavante, desorientado y aburrido toda la tarde. Los toros de Garcigrande, mansos y descastados. Los que sirvieron para la muleta, tercero, quinto y sexto, noblotes pero ni «chicha ni limoná».

Morante de la Puebla inició la faena al primero con muletazos ayudados y dos series con la diestra, desganado. Necesita un toro que le repita las embestidas, como a cualquiera.

 Al manso cuarto, que hirió al banderillero Rafael Cuesta, le hizo una faena voluntariosa, buscándole las vueltas. Insistió con la derecha y acertó en varias series en las que compuso bien la figura ante el animalito, que embestía de mala gana y sin energía. El intento de natural, fallido al quedársele por debajo. Sí estética y voluntad, al menos para que algunos pases tuvieran sabor.

El francés Sebastián Castella, con el manso y noblón segundo, realizó una faena de muchos pases, no se sabe por qué en el centro del ruedo cuando el animal quería las tablas del tendido Cinco. Se empeñó en torear en los medios y cada dos pases el animal miraba y se iba hacia su querencia. Tuvo que ser la res la que, al final, escapara hacia allí para que el torero galo consiguiera los mejores momentos de su faena. Tardó mucho en darse cuenta. Le concedieron una oreja demasiado fácil.

Se percató enseguida de que el quinto tenía un buen pitón derecho y lo aprovechó desde los estatuarios iniciales. La primera tanda, la mejor, muleta adelantada y rematada atrás. La segunda serie iniciada desde largo con un muletazo por la espalda ligado con buenos derechazos tuvieron calidad. Varió de pitón y los naturales no salieron limpios, ya que el toro embestía a saltos. Otra vez con la diestra, más en corto, como pedía la res, con aguante. Las manoletinas finales, lo menos apreciado de su actuación. Faena firme, pero la estocada final, muy baja, la desmereció.

Alejandro Talavante, al flojo tercero, le dio muchos muletazos, todos rematados hacia fuera y sin emoción. Su toreo en línea no convenció al personal que, muy respetuoso con él, presenció su labor con indiferencia.

Se enfadaron con el pacense en el sexto, al que realizó una labor compuesta de muchos muletazos por ambos pitones, todos ellos fuera de cacho, rematados hacia fuera y soso.