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Turrell: «Vivimos en la luz»

James Turrell delante de Roden Crater, en Arizona, una obra en la que lleva trabajando 30 años
James Turrell delante de Roden Crater, en Arizona, una obra en la que lleva trabajando 30 añoslarazon

James Turrell es un soñador, un místico con mostacho repeinado, un hombre con un excelente sentido del humor. Y, sobre todo, uno de los artistas más fascinantes de los últimos cuarenta años. Matemático de formación, este californiano del 43 se sintió fascinado desde pequeño por los efectos de la luz, en las nubes, en el cielo, en las estrellas, en las bombillas de su habitación. El cosmos era su hogar. Toda su obra gira en torno a los fenómenos lumínicos. Construye espacios, esculturas y arquitecturas únicamente con luz y sombras que logran transmitir impactos sensoriales e interrogar al espectador sobre los límites del espacio y de su propio cuerpo: «Vivimos en la luz, nos la bebemos como si fuera leche, aporta vitamina D. Sin ella nos deprimimos. Pero la luz no sólo permite ver, durante el día nos impide contemplar las estrellas. La luz es tiempo, espacios, color, mi trabajo trata de hacer que sea algo tangible», explicaba Turrell en Tenerife, donde participa en la II Bienal de Canarias. En medio del desiertoTurrell también es dueño de uno de los secretos mejor guardados del arte de los últimos tiempos. Hace treinta años adquirió el cráter de un volcán apagado en Arizona. En todos estos años lo ha horadado, ha construido túneles y cámaras en el interior de esta montaña de 2.400 metros de altitud. La idea es crear una plataforma en medio del desierto donde el público pueda contemplar todo cuanto sucede en el cielo reflejado en las cámaras que él ha creado, el amancer, el solsticio, los ciclos de la luna y el fulgor de las estrellas. Nadie conoce lo que ha conseguido construir ahí dentro excepto las personas que han trabajado con él. Roden Crater se ha convertido en un lugar de culto para una minoría de chismosos que acuden en peregrinación a ver algo que no está terminado. Alguno ya ha dicho que lo que ha descubierto en su interior es una de las maravillas del mundo.«Bueno, forma parte de la naturaleza humana que uno exagere», dice sacudiéndose presión el bueno de Turrell ante este comentario. «Lo cierto es que es un lugar mágico, posee una estructura hermosa, como una mastaba natural, y mucho más grande que cualquier pirámide; parece que hubiera estado ahí siempre. Está en medio de dos cosas: la tierra y el cosmos».Roden Crater lleva en construcción más de treinta años. Había entrado en la recta final: «Todo iba bien hasta que mi país empezó a ir mal. Entonces muchas personas que prometieron dinero vinieron a disculparse. Así que ahora trabajan ocho personas de las 65 que llegó a haber dentro. Calculo que estará listo en 2012». Quiere que sea algo parecido a un templo, así que sólo lo podrán visitar 24 personas de día y otra tantas de noche. «Mucha gente destruye la sensibilidad. Cincuenta personas por 365 días salen unas 18.000 visitas al año. No creo que sea poca cosa, y si no es suficiente, haré otro igual». A Turrell le gusta pensar que es un heredero de los grandes pintores que vieron en la luz la llave maestra para penetrar en la esencia de la vida, y cita a Velázquez, Vermeer, los impresionistas: «Todo en el arte es una historia de la luz que pone la escenografía de la vida».