Barcelona
U2 fueron los galácticos del Camp Nou
Se vivió como un «concierto de estadio» en toda regla. Épica, sudor, grandes canciones, un buen sonido y muchos éxitos. Así abrió anoche la banda irlandesa su gira mundial. Y mañana, más de lo mismo
Llamadas al espacio, homenajes a Michael Jackson, un escenario que parecía una lanzadera del Apolo 13, y la banda de rock más grande del planeta. El concierto de U2 fue un espectáculo sideral de pies a cabeza. A las diez de la noche se apagaron las luces y Larry Mullen, el batería de la banda irlandesa, empezó a marcar el ritmo enmudeciendo a un entregado Camp Nou que se llenó hasta la bandera con 90.000 personas. Después aparecieron The Edge y Adam Clayton poniendo la rabia de las cuerdas, de la guitarra y el bajo. Sólo faltaba uno, sólo faltaba el más esperado. De negro riguroso y sus gafas archifamosas, surgió Bono con paso lento para agarrar el micrófono y empezar a cantar «Breathe», uno de los temas de su nuevo disco «No line on the horizon». Desde los primeros compases el grupo usó los 360 grados de su novedoso escenario, dejándose ver desde todas las perspectivas del estadio. Con un sonido envolvente que no dejaba escuchar los pulmones encendidos de su rendido público, comenzaron a tocar el tema homónimo de su último disco. Las pantallas empezaron a coger protagonismo a partir del tercer tema, su nuevo single «Get on your boots», primer momento de euforia colectiva. The Edge empezó a pasearse por la plataforma que tocaba directamente con el público y la gente empezó a no saber dónde mirar. Épica vibranteCon «Magnificent», Bono se acercó a los espectadores y les instó a volverse locos. La épica del rock de atmósferas vibrantes marca de la casa se repartió por cada alma del Camp Nou. «Desde hace dos semanas estos han sido nuestros barrios. Queríamos construir aquí nuestra estación espacial, diseñada por Gaudí. Queríamos empezar en la capital del mundo del surrealismo: Barcelona», gritó Bono antes de introducir «Beautiful day» y dar al público lo que quería, una sesión de grandes éxitos. «I still haven't found what I'm looking for» puso a Bono con su amada bandera irlandesa rodeada al cuello. Dejó que el público cantase con él y sedujo con su proximidad. «Escribimos esta canción por Billie Holiday y se la vamos a dedicar a Michael Jackson», dijo Bono, y empezó a cantar «Angel of Harlem», en la que intercaló algunas frases de dos canciones de Jackson, «Man in the mirrow» y «Don't stop in you get enough», un sentido homenaje al rey del pop desaparecido el pasado jueves. No fue el único guiño a la actualidad. También agradeció a Pep Guardiola la gran temporada que ha hecho su equipo y hasta se enfundó una camiseta del Barcelona con las palabras Bono a la espalda. Y de aquí a la luna, una llamada en directo a la estación espacial internacional con los astronautas y una pregunta clave de Bono: «¿Veis algún platillo volante?», antes de empezar a cantar «Unknown caller». A partir de aquí se aceleraron los momentos mágicos con una vuelta a la psicodelia cuando la pantalla redonda gigante sobre el escenario central bajó hasta casi ocultar la banda, llenando el estadio de luz y color. «Unforgettable fire» y «City of blinding light» hicieron que la gente no supiese si saltar o esconderse ante aquel espectáculo audiovisual de primera magnitud. Y luego: «Uno, dos, tres, catorce» y «Hello, hello, hola hola», y aquí sí, con «Vertigo», el público ya llegó al éxtasis. Para finalizar las dos horas y cuarto de concierto, Bono y compañía recuperaron lo mejor de su arsenal: «Sunday bloody sunday», «Pride, (in the name of love)», «One» y «With or without you». En definitiva, un concierto de muchas sorpresas que dejó a más de uno con la boca abierta y no queriéndose ir a casa. Seguro que muchos envidian a los que vuelven mañana al Camp Nou. Con este concierto U2 comenzó su gira mundial que les llevará a hacer durante este año 44 conciertos entre Europa y Estados Unidos. La banda ha prometido que el próximo año intentará regresar a una o dos ciudades españolas. El «stadium rock» está en decadencia, pocos grupos pueden sustentar giras tan costosas como U2, pero está claro que los irlandeses tienen vida para rato. Las 90.000 entradas puestas a la venta se agotaron a los 54 minutos. Para el segundo concierto se vendieron más de 65.000 en tres horas. Mañana, mucho más.
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