Un caballero y una señora por Sergio Alonso

Se va un caballero y, en su lugar, llega una señora. Pedro Capilla, el eterno presidente de los farmacéuticos españoles, ha optado por decir adiós y no presentarse a la reelección al frente del Consejo General. Deja el puesto después de lustros de esfuerzo personal y profesional, entrega, y un abnegado sacrificio pocas veces recompensado. Sus resultados están ahí: a pesar de los ataques continuos lanzados desde sectores diversos, y de la apetencia de gobiernos y autonomías de distinto signo por imponerles trabas, las farmacias son hoy, posiblemente, los dispositivos sanitarios mejor valorados por los ciudadanos españoles, una joya de la corona sanitaria de la que apenas nadie habla, como también lo es la Organización Nacional de Trasplantes. Al margen de errores puntuales que sólo comete el que trabaja, Capilla se va por la puerta grande y con una hoja de servicios intachable, al alcance de muy pocos presidentes de colegios y organizaciones del sector. Y lo hace dándole paso a su fiel escudera en el Consejo, Carmen Peña, una mujer honesta que conoce de memoria todos los entresijos de la Sanidad y del complejo y muchas veces incomprendido mundo del medicamento. Peña toma, pues, el relevo, y los retos que tiene ante sí son muchos. El primero, la ofensiva liberalizadora lanzada desde Europa. Seguro que la respuesta será la adecuada.