Extremadura
El Pino de Santi refugio de Luis Candelas por Valentín Gómez Mampaso
Hay quien dice que fueron los romanos quienes introdujeron el pino piñonero en la península Ibérica; que de ese modo sembraban frutos comestibles -sus piñones- en las tierras conquistadas. Pero lo cierto es que hay muchas razones para pensar que se trata de un árbol autóctono. Su misión es importantísima, pues son capaces de reconquistar terrenos para dar paso a especies más evolucionadas al descomponer la roca, trabajar el subsuelo y enriquecer la materia orgánica en la que habitarán y de la que se alimentarán encinas y alcornoques. El que nos da la bienvenida en San Martín de Valdeiglesias, en Madrid, conocido como el Pino de Santi, es un pino piñonero gordo y grande. De hecho, es el más grueso de la comarca, de la provincia y quizás de toda España. Hace tres años, a causa de un temporal de nieve, se le partió parte de la copa, pero aun así sigue siendo espectacular este ejemplar incluido en el Catálogo de «Árboles, Leyendas Vivas». Dada la ubicación del pino en una zona boscosa hoy habitada por ciervos y jabalíes y, según nos llega por tradición oral, antiguamente por lobos que acosaban a los rebaños de ovejas, su sombra pudo ser utilizada por Luis Candelas, «El bandolero de Madrid», que en el primer tercio del siglo XIX frecuentaba esta zona. Se sabe que su lugar preferido para asaltar diligencias era el desfiladero de «Los Malos Pasos», que está en este monte. Es conocido, y así figura en su biografía, que Candelas era aficionado al vino de San Martín y que frecuentaba los mesones de la zona, como El Condestable, ubicado en un antiguo caserón de San Martín, hoy desaparecido. Al no tener referencias ópticas cercanas con que compararlo, pues se encuentra como escondido en el descansadero de Pasto Común, en el cordel del Puente de San Juan, pasa casi desapercibido. Este cordel, que sale a pocos kilómetros a la Cañada Oriental Leonesa en su camino hacia las tierras cálidas de invernada en Extremadura, se supone que era el camino de paso de diligencias y carros desde tiempos de los romanos, y fue una zona de paso habitual de viajeros trashumantes. Para poder conocerlo se debe tomar la N-403 saliendo de San Martín de Valdeiglesias en sentido Toledo, y a 7,5 km, justo en el límite de la provincia, tomar un camino de tierra a la izquierda. A sólo 1,5 km, bajando hacia un prado y después de pasar un paso canadiense, a unos 200 metros de distancia está este ejemplar, que bien merece un paseo para disfrutar de su antigüedad.
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