Las llamas acorralan a 35 niños en una guardería en México

El día más triste de la historia de Hermosillo. En esta ciudad fronteriza con Estados Unidos nadie habla de otro tema: la muerte de 35 niños en el incendio de una guardería infantil que ardió y que, además, sufrió varios derrumbes producto del calentamiento de la débil construcción. Los vecinos tuvieron que usar sus coches para derribar los muros de la escuela y crear salidas de emergencia.
Era una tarde normal de viernes, la gente se encontraba relajada por la llegada del fin de semana; un poco menos de calor que otros días, el termómetro marcaba los 40 grados centígrados. 170 niños –de entre seis meses y cinco años de edad– estaban durmiendo en la guardería «Abc» mientras las llamas comenzaban a propagarse en un negocio conjunto de venta de neumáticos.
Los primeros informes señalan que el techo de la guardería era de un material inflamable, que se habría derrumbado sobre los menores, pero el trabajo de los peritos en el lugar del siniestro acaba de comenzar y habrá que esperar a que exista un dictamen más detallado.
Al mediodía la ciudad se paralizó. Las sirenas empezaron a oírse por doquier. Iban y venían, mientras que alrededor de las instalaciones todo era caos, gritos, desesperación, dolor. Los hospitales se llenaron de personas, de padres de familia que llenos de angustia buscaban a sus hijos. Varios niños ya habían muerto y, algunos de entre 11 meses y 4 años, no sabían hablar y no podían ser identificados. Poco después el portavoz de emergencias confirmaba que la mayoría de los niños fallecieron por asfixia.
Por su parte el presidente de México, Felipe Calderón, envió sus «más sentidas condolencias a los familiares de los niños que perdieron la vida en estos lamentables hechos» y expresó su deseo de «una pronta recuperación» a los heridos. Además, el mandatario mexicano ordenó que «se inicien cuanto antes las investigaciones sobre lo ocurrido y, en su caso, se deslinden las responsabilidades correspondientes».