Nueva York

Un viaje con demasiadas expectativas

En Egipto, pieza clave para la resolución del conflicto árabe-israelí, se espera con expectación el discurso. 

Un viaje con demasiadas expectativas
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«Obama, el nuevo Tutankamón del mundo», reza el eslógan de la camiseta, impresa en caracteres latinos y jeroglífico, diseñada por Gamal Shusha con motivo de la visita de mañana a El Cairo del presidente estadounidense, Barack Obama. Este egipcio, dueño de una tienda de artículos de regalo en el turístico bazar de Jan el Jalili, pensó que la mejor manera de darle la bienvenida a Obama era confeccionando estas camisetas y unas placas de cobre con la imagen del niño faraón del Antiguo Egipto y el nombre del presidente norteamericano en el cartucho escrito en jeroglíficos. Susha explicó a LA RAZÓN que escogió a Tutankamón «por su juventud», al igual que el presidente de EE UU, y porque este monarca de la Dinastía XVIII, que reino entre 1321 y 1311 a. C., «consiguió traer la paz en tiempos de guerra». Así es como ven muchos egipcios al nuevo inquilino de la Casa Blanca.

Mustafa, un taxista cairota, dice que el líder demócrata es «una buena persona con el corazón blanco», mientras agrega que «sus mensajes son de paz, al contrario que el presidente (George W.) Bush, que siempre hablaba de hacer la guerra». «Es un hombre respetuoso con los musulmanes» afirma Hamada, dueño de una tienda de ultramarinos. «Resulta curioso que los propios líderes árabes estén divididos entre prooccidentales y proiraníes y el señor Obama quiera que haya un solo mundo donde estemos todos juntos», matiza.

Lo cierto es que el presidente Obama se ha ganado el corazón de los musulmanes. El discurso que pronunciará mañana en la Universidad de El Cairo representa para el mundo árabe un sentimiento de esperanza ante la nueva política estadounidense en la región de Oriente Medio.

Azmi Ashour, del Centro de Análisis Estratégico y Político Al-Ahram, considera que el «éxito» de la administración Obama reside en «el uso del poder blando». «La administración Bush se basó en uso de la fuerza en Afganistán e Irak y, además, no consiguió solventar el problema palestino. Todo esto produjo odio hacia la política estadounidense en el mundo árabe y musulmán», explica el analista.

Por eso, Obama busca ahora una estrategia diferente para «lavar la mala imagen de los EE UU en el mundo árabe y musulmán» y el primer paso será dirigirse al mundo árabe desde el Cairo para demostrar que su estrategia es diferente a la de su predecesor. Pero el verdadero reto al que se enfrenta la nueva administración de EE UU es «conseguir cerrar todas las puertas que han llevado a la creación del radicalismo en el mundo musulmán», opina Ashour. Para ello, continúa el analista, «debería cerrar primero el conflicto árabe-israelí».

A su juicio, «si no se encuentra una solución a este conflicto, especialmente para los palestinos, cualquier política estadounidense en el mundo árabe no quedará resuelta, y llevará a expandir el islamismo, ya sea suní (Hermanos Musulmanes y Hamas) o chií (Hizbulá)».

El segundo problema a zanjar es la ocupación de Irak, «creando un gobierno fuerte que pueda controlar todas sus fronteras». Si EE UU no lo consigue, continúa, «Irán será cada vez más fuerte y creará mas problemas en el Golfo y los Estados árabes».

Por último, Ashour considera que el acercamiento de Obama al mundo musulmán podría enojar a Israel. Pero el Gobierno israelí debería entender que mejorar la relación entre EE UU y los países árabes podría frenar el radicalismo, que es la principal amenaza para el Estado hebreo.

UN REPUBLICANO, MINISTRO DEL EJÉRCITO

El presidente Barack Obama nombró ayer al congresista republicano de Nueva York John M. McHugh como secretario del Ejército de Estados Unidos. «John entiende personalmente los sacrificios que hacen los soldados y sus familias cada día», explicó el demócrata durante el anuncio de su decisión. El político republicano, que vive en Pierrepont Manor, Nueva York, ha formado parte del Comité de Servicios Armados desde 1993 y siempre ha estado cerca de los militares, proponiendo sueldos más altos para los soldados y rebajas en los programas de salud. El presidente Obama indicó que «John comparte mis ideas en la estrategia de seguridad nacional, que debe ser de consenso. No está de acuerdo con todo lo que mi administración ha hecho, pero sí que aportará sentido patriota y pragmatismo».