Nueva York

Yoko Ono a golpes en la Bienal de Venecia

La artista, durante su representación en Venecia, que ayer la premió
La artista, durante su representación en Venecia, que ayer la premiólarazon

La pequeña Yoko Ono, una de las culpables de todo este lío del arte contemporánea, desde que hace cuarenta años se subió a un escenario de Nueva York y empezó a lanzar gritos y a pelearse con una silla, la precursora del arte conceptual cuya mejor obra, sin embargo, fue haber sido amada por John Lennon, la delicada japonesa que acabó con los Beatles, apareció ayer en un escenario de la Bienal de Venecia inesperadamente para ofrecer una «performance». Volvió a subir con la silla; ella con una gorra y más menuda aún por los años. La silla la tiró al suelo, ella hizo luego lo mismo; la mira, la toca, le pega con un martillo, aunque con poco convencimiento. En los años sesenta esto tenía que ser impactante. Ahora lo que verdaderamente llama la atención es ella misma. El teatro estaba a rebosar y había tanta gente fuera como dentro. Fue su manera de agradecer el gran premio de la Bienal.
Quizá el mejor momento fue cuando empezó a sonar la música de aquellas canciones que firmaba con la Plastic Ono Band, mientras que el bueno de Lennon la acompañaba todo serio. Se oyeron aquellos gemidos: grita como un mono, gritos guturales, parece que va a vomitar.