Cataluña
Zapatero incumple su palabra y no irá al Congreso a hablar de la crisis
MADRID-Ya se sabe que las palabras se las lleva el viento y que las promesas están para incumplirlas. Al menos así es en política. Ayer, en el Congreso hubo buena muestra de ello. Se reunía la Diputación Permanente, máximo órgano entre periodos de sesiones, para debatir y votar, entre otras, la comparecencia del presidente del Gobierno para hablar de la evolución de la crisis y del empleo. Se había comprometido a ello Zapatero sin que nadie se lo exigiera el pasado mes de febrero. Pero como se demoraba el cumplimiento de lo dicho, lo requerían dos grupos, el PP y ERC-IU-ICV. Y, la verdad, con el acuerdo sobre la financiación autonómica que podía enarbolar el Gobierno, no había motivo para que el jefe de Gobierno eludiera su asistencia a la Cámara Baja en periodo extraordinario. O sí, depende de cómo se mire, porque de haberse celebrado esa comparecencia igual el debate viraba hacia una triunfante ERC por haber arrancado una buena tajada al Estado o hacia un PP que utilizase el hemiciclo como altavoz de las quejas de sus comunidades autónomas a un modelo sólo pactado con Cataluña. Sea cual sea el motivo, en política siempre hay uno aunque sea para decir digo donde dije Diego¿Pues eso, que Zapatero logró evitar el trance con los votos del PSOE, CiU y CC. Las razones de cada partido Aunque pudiera parecer que los convergentes, tras desmarcarse del acuerdo de financiación, podrían votar contra los intereses de los socialistas, no ocurrió eso, porque bien es verdad que Josep Antoni Duran i Lleida siempre ha sostenido que toda sesión monográfica sobre la crisis ha acabado en un duro enfrentamiento entre PP y PSOE en lugar de en soluciones conjuntas. Así que no se puede decir que CiU saliera en auxilio del Gobierno. Primero, porque no tenía motivo , pero es que además votó en coherencia con lo dicho en los últimos meses. Así que se sumó a la tesis del PSOE de que era mejor que el presidente compareciese la primera quincena de septiembre. La reacción del PP era lógica y esperada: «Es un incumplimiento descarado de un compromiso que el mismo Zapatero se autoimpuso. No tiene proyecto político ni soluciones para la crisis, pero constatamos, además, que tampoco tiene palabra», denunció Soraya Sáénz de Santamaría, poco antes de soltar en alusión al acuerdo sobre financiación que el apoyo parlamentario hay que lograrlo «con razones y no con millones». Idéntico malestar evidenciaron ERC e IU, a quienes, dicho con el mayor de los respetos, el PSOE engañó como a chinos cuando les prometió que Zapatero iría a hablar de la crisis al pleno antes del 30 de julio. Así que tanto Ridao como LLamazares arremetieron contra el presidente Zapatero. Uno dijo que el presidente «legitima la escaramuza parlamentaria y los ajustes de cuentas»; el otro, que tome nota.
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