África

Investidura de Donald Trump

Zuma anuncia una política de reconciliación nacional

En su primer discurso de Estado promete una «renovación» y da las gracias a Mandela por «curar las heridas». 

Zuma anuncia una política de reconciliación nacional
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PrETORIA- Jacob Zuma tomó ayer posesión como presidente de Suráfrica en una ceremonia a la que acudieron 5.000 invitados y 30.000 seguidores que se agolparon en las inmediaciones de los edificios del Gobierno en Pretoria. Zuma, de 67 años, juró el cargo ante el jefe del poder judicial de Suráfrica, Pius Langa, después de que su antecesor, Kgalema Motlanthe, le transfiriera la Orden Nacional de Mapungubwe, que corresponde al jefe de Estado.Zuma aprovechó la fórmula de juramento para acallar a la oposición, que le acusa de ansiar un cambio de la Constitución, y señaló que asume el cargo de presidente del país para «mantener la Ley y la Constitución» y «defender y promover los derechos de todos los surafricanos».El líder del Congreso Nacional Africano, que estuvo arropado por sus tres predecesores en el cargo, pronunció un breve discurso más racionalista y menos populista de lo esperado. En él alternó su compromiso con la «renovación», pero también con las políticas de reconciliación impulsadas por el ex presidente Nelson Mandela, considerado el padre de la Suráfrica libre, e invitado de honor en la investidura. Jacob Zuma, el cuarto presidente del país desde que terminase el «apartheid» hace quince años, dio las gracias a Mandela por «haber curado las heridas del país». Dijo que era el «momento de la renovación» y que ésta será una oportunidad para «formar una nación que esté en paz consigo misma y con el mundo». Zuma prometió «servir a nuestra nación, con dedicación, determinación, disciplina, integridad, trabajo duro y pasión».El presidente también reconoció las dificultades económicas por las que atraviesa Suráfrica pero en un tono optimista reconoció que «los fundamentos de nuestra economía son fuertes y nosotros necesitamos seguir contruyendo con ellos». Insistió, además, en que se dedicará a tratar de mejorar la vida de los surafricanos. El líder del CNA, polígamo reconocido, contó con el respaldo de sus tres mujeres. La más «veterana» fue la que le acompañó en la tribuna de autoridades, mientras que las otras dos permanecían entre los invitados. Haciendo gala de su cercanía, el presidente surafricano hizo alusión a sus esposas. «Ésta es Ma Khumalo, mi mujer mayor. Las otras dos, Mantuli y Mamabhija, vinieron más tarde y han usado otra puerta de salida».Así, el presidente surafricano zanjó ayer la polémica sobre quién de sus tres mujeres será la primera dama y se decidió por que fuera, precisamente, Sizakele Khumalo, con la que lleva casado desde 1960.En la ceremonia participaron representantes de las cuatro religiones, y un brujo zulú, ataviado con una llamativa indumentaria que combinaba pieles y plumas de color rosa, bendijo al mandatario con conjuros de su étnia.Tampoco faltaron cantos y bailes, aunque, en esta ocasión, Zuma permaneció más comedido. Las fuerzas aéreas surafricanas amenizaron la investidura, marcada por las bajas temperaturas, con acrobacias, y el Ejército efectuó 21 salvas de la ordenanza. «Estamos pletóricos. Él (Zuma) es el líder del pueblo», decía Nkmopela Xolile a la cadena BBC. «Conoce la pobreza de este país», destacaba ayer esta entusiasta seguidora. En esta nueva etapa, el paro y la inseguridad serán los retos de Zuma.

Mugabe y Gadafi, entre los «VIPS» A la ceremonia de investidura, que se estima que supuso un gasto de 6,6 millones de euros, acudieron 29 jefes de Estado y de Gobierno, la mayoría del continente africano. El controvertido presidente de Zimbabue, el octogenario Robert Mugabe, fue uno de los más perseguidos por las cámaras. Y es que a diferencia de su predecesor, Thabo Mbeki –que también participó en el acto–, el presidente surafricano ha criticado al dictador zimbabuense. También acudió el presidente libio, Muamar Gadafi, que cumplió con su excéntrico estilo. También estuvo Nelson Mandela, que fue quien más vítores se llevó de la concurrencia.