Coronavirus

Un confinamiento en ultramar (lX): No quiero malmeter pero...

Franco fue nombrado para hacer a Díaz Ayuso la clase de oposición bronca, sucia y dura, que no logran con el bueno de Ángel Gabilondo

Manos en alto de un participante en la última manifestación celebrando el 8-M en Madrid, a su paso por la Gran Vía de la capital
Manos en alto de un participante en la última manifestación celebrando el 8-M en Madrid, a su paso por la Gran Vía de la capitalJuan Carlos HidalgoAgencia EFE

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha destituido a Diego Pérez de los Cobos, coronel jefe de la Comandancia de Madrid, por pérdida de confianza. No queremos ser malpensados, pero cuentan que Pérez de los Cobos había culminado una investigación sobre los prolegómenos del 8 de marzo, cuando el machismo mataba más que cualquier virus, y sobre las actividades de esos días del director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, y del delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco. No por cuenta propia, eh, sino por petición de la juez Carmen Rodríguez Medel, que indaga en el proceder de las autoridades durante los primeros y más cruciales días de la peste. Cuando todavía era posible evitar la catástrofe. Por cierto, sepan que José Manuel Franco, citado como investigado por la juez, es un aparatchik de manual que, cuentan quienes saben, fue nombrado para hacer a Isabel Díaz Ayuso la clase de oposición jarrapellejos, bronca, sucia y dura, que no logran con el bueno de Ángel Gabilondo. Básicamente porque Gabilondo es un tipo decente y, como susurran los que saben, en la guerra esta gente requiere de los servicios de escuderos tipo Rafael Simancas.

Decía antes que no quiero malpensar, pero un gobierno de Pedro Sánchez ya llegó a la ignominia de destituir a Edmundo Bal, el abogado del Estado que llevó la causa del 1-O y al que la entonces ministra de Justicia, Dolores Delgado, fulminó porque insistía en acusar a los golpistas de rebelión. Bal, que fue decisivo en el juicio a la Gürtel, molestaba a una entonces ministra que hoy ejerce como Fiscal General. Como escribió en «El País» un Carlos E. Cué, el presidente Pédro Sánchez «jugó fuerte con todo, incluida la abogacía del Estado, para intentar salvarlos [los presupuestos]». Resulta que según Cué, del que conviene fiarse pues tiene línea directa, aquella humillación no rescató los presupuestos, y eso que el Gobierno estaba dispuesto a «intentar darle la vuelta al juicio del «procés», algo que [...] siempre vio inviable jurídica y políticamente». Inviable, ¿eh? No inmoral, ¿ok? Las palabras importan. Yo no quiero ser malpensado, pero tampoco olvido que Grande Marlaska, al que tanto admiramos cuando entonces, destituyó en agosto de 2018, por pérdida de confianza, al coronel Manuel Sánchez Corbí, entonces jefe de la UCO, la Unidad de Central Operativa. Alguien dijo que Corbí, uno de los hombres que abanderó la lucha antiterrorista, habría filtrado un email donde alertaba que la UCO había dejado de percibir fondos reservados y que por tanto peligraban muchas de sus investigaciones. Corbí también dirigió la investigación del caso Diana Quer, y no pocas tramas de corrupción política y económica. En esos días, desde la Asociación PRO Guardia Civil, llegó un comunicado donde leímos: «Años para cimentar un sólido prestigio y ni siquiera dos meses para perder la confianza del actual Ministerio del Interior. ¿Tiene algo que ver el propio prestigio y las investigaciones llevadas a cabo hasta ahora por la UCO?». Yo no quiero ser malpensado, pero qué decir del Desfile del Orgullo Gay y Ciudadanos. Y miren, hace dos meses Marlaska también destituyó a José Antonio Nieto González, entonces responsable del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la Policía Nacional. El pasado 24 de enero Nieto González había firmado un documento con recomendaciones a los agentes en zonas de riesgo para usar guantes y mascarillas y «evitar el contacto cerca de cualquier persona que presente síntomas de enfermedades respiratorias, como tos y estornudos». También ordenó liberar una partida presupuestaria para comprar miles de mascarillas y guantes. A Nieto González lo destituyen a apenas tres meses de la jubilación. En fin, que no quiero ser malpensado, pero, bueno, quienes seguimos el juicio por el intento de golpe de Estado el 1-0 de 2017 tenemos grabado o mejor tatuado el nombre de Diego Pérez de los Cobos, que coordinó el operativo policial en Cataluña durante los días que apunto estuvieron de acabar con nuestra democracia, cuando las tribus xenófobas lideraron la insurrección contra el Estado de Derecho. Las intervenciones de Pérez de los Cobos ante los jueces fueron un prodigio de claridad, rigor, profesionalidad e independencia. Asumió la responsabilidad incorporada al cargo allí donde sus superiores políticos hacían el longuis de la peor forma. La deuda de los demócratas con este hombre resulta impagable. Su destitución apesta y la deriva autoritaria cada día resulta más inquietante.