Polonia
Polonia pone a España como ejemplo del “adoctrinamiento LGBT”
La televisión pública emite una noticia en la que señala "la sexualización forzada en las escuelas" y la "discriminación" de las familias tradicionales
“Adoctrinamiento LGBT forzado en España”. Con este titular, la noticia de la Televisión Pública Polaca pretendía llamar la atención de sus televidentes sobre lo que ellos consideran una “sexualización forzada en las escuelas” junto a una clara “discriminación de los niños y ciudadanos que creen en el matrimonio entre un hombre y una mujer”.
La pieza terminaba concluyendo que “España se ha convertido en el campo experimental de Europa a la hora de implementar la ideología LGBT”. La noticia es una buena muestra de la deriva de la campaña electoral del presidente y candidato de Ley y Justicia (PiS), Andrzej Duda.
A menos de diez días de los comicios presidenciales, contra las cuerdas por previsiones económicas nada halagüeñas y la imposibilidad de asumir más gasto social debido a la crisis de la COVID-19, el partido conservador se ha lanzado a una agresiva campaña en defensa de los “valores familiares”. En la práctica, esta estrategia se ha traducido en una fuerte retórica contra el colectivo LGBT, la prohibición de la asignatura de educación sexual en las escuelas o la ilegalización del aborto.
Con una campaña electoral cada vez más ajustada con su principal contrincante, el candidato de la Coalición Cívica (KO), Rafał Trzaskowski, Duda quiso elevar el tono en un encuentro con su electorado esta semana con la firma de una declaración en favor de los “valores familiares”. En la reunión también se comprometió a “proteger a los niños de la ideología LGBT”, asegurando que “es peor que el comunismo”.
Para el Gobierno polaco, cualquiera que se interponga entre ellos y su camino al poder es una amenaza: ya sea porque pertenece a una minoría y, por defecto, no representa al país o porque empiezan a ser mayoría, y en este caso lo son porque han sido forzados por un ente ajeno, generalmente venido del extranjero, que desea ver fracasar a todo el país.
Una narración que ya han utilizado otros Gobiernos nacionalistas, que colocan en el centro del discurso a su gente, su nación y unos valores que se ven traducidos en un líder, en este caso también en un partido. Exaltando una autoridad reservada a ellos y que evita las amenazas que pueden afectar a su “modus vivendi”. En un esfuerzo por monopolizar la narrativa del debate, Przemysław Czarnek, diputado del PiS, afirmó en un debate televisivo “dejemos de escuchar idioteces sobre los derechos humanos (...) Estas personas no son iguales a las personas normales”.
Ataque a la nación
Artículos críticos o publicaciones de medios nacionales o extranjeros que cuestionen la visión del Gobierno conservador son tomados como un ataque contra la nación. En la última semana, Duda ha empezado a utilizar las redes sociales para acusar a medios internacionales de manipulación. Mientras tanto, aúpa el odio entre los grupos de extrema derecha diciendo a los votantes que la comunidad LGBT se alimentaba de “ideas importadas” no compatibles con los valores polacos.
A lo largo de su historia, Polonia ha sido separada por sus vecinos, ocupada, atacada una y otra vez. Con un partido que con frecuencia construye su retórica sobre el sentimiento injusticia histórica, nadie mejor que el PiS, con Jarosław Kaczyński a la cabeza para defender a la nación polaca de las injerencias externas.
Bartosz Staszewski es activista LGBT en Polonia. En medio de la polémica por las declaraciones de Duda fue invitado al palacio presidencial. “Estuvimos hablando durante casi una hora, le mostré al presidente fotos de jóvenes LGBT que se habían suicidado. No mostró empatía. Le pedí que se disculpara por lo que había dicho, me dijo que no lo iba a hacer, que estaba ejerciendo su libertad de expresión”, comenta Bartosz a LA RAZÓN.
“Zona libre de LGTB”
El joven se ha dado a la tarea de crear un mapa del país señalando a los ayuntamientos que han firmado ordenanzas que discriminan al colectivo, algunas incluso declarándose “zona libre de LGBT”, un mantra que siguió hace cuatro meses un periódico conservador de tirada nacional repartiendo pegatinas con el mismo lema utilizando como fondo la bandera arcoiris.
Ante un panorama tan desesperanzador en lo que respecta a los derechos del colectivo LGBT, sorprende el aire positivo de Bartosz. “La gente en Polonia no tiene nada en contra de las minorías: son los políticos los que nos están utilizando cínicamente como una herramienta para alcanzar sus objetivos. Creo que el apoyo internacional que recibimos es lo suficientemente fuerte como para asustar al PiS”.
En un país percibido a nivel internacional como profundamente conservador, el activista ve esperanzas de cambio. “Creo que estamos listos para un cambio, el año pasado tuvimos el mayor número de marchas que se recuerda en Polonia. Las encuestas nos muestran cómo las uniones entre personas del mismo sexo no han perdido apoyo en los últimos años. Confío en que un nuevo presidente traiga cambios”.
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