Relaciones bilaterales

Visita de Borrell a Rusia: el arte diplomático del palo y la zanahoria

El Alto Representante deberá mostrar el jueves la firme oposición europea a la detención de Navalni sin romper los puentes con Moscú. El Kremlin advierte de que no aceptará lecciones de la UE

HANDOUT - 25 January 2021, Belgium, Brussels: European Union High Representative for Foreign Affairs and Security Policy Josep Borrell speaks during a press conference following an EU Foreign Ministers meeting at the EU headquarters. Photo: Zucchi-Enzo/EU Council/dpa - ATTENTION: editorial use only in connection with the latest coverage about (the transmission/the film/the auction/the exhibition/the book) and only if the credit mentioned above is referenced in full25/01/2021 ONLY FOR USE IN SPAIN
HANDOUT - 25 January 2021, Belgium, Brussels: European Union High Representative for Foreign Affairs and Security Policy Josep Borrell speaks during a press conference following an EU Foreign Ministers meeting at the EU headquarters. Photo: Zucchi-Enzo/EU Council/dpa - ATTENTION: editorial use only in connection with the latest coverage about (the transmission/the film/the auction/the exhibition/the book) and only if the credit mentioned above is referenced in full25/01/2021 ONLY FOR USE IN SPAINDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

El Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, mantiene su viaje a Rusia de este jueves pese a la encarcelación del opositor Alexei Navalni y la ola de protestas que se suceden por todo el país.

“Los planes siguen en pie, como anunciamos la semana pasada. La oleada de detenciones y el uso de fuerza en Rusia es inaceptable y ha sido ampliamente condenada por la UE y sus instituciones y este es uno de los temas que Borrell quiere discutir con sus homólogos rusos”, defendió este lunes en rueda de prensa el portavoz de Exteriores de la UE, Peter Stano.

La diplomacia comunitaria no considera cancelar la visita, programada del 4 al 6 de febrero, y defiende que será una buena oportunidad para abordar de primera mano con el Kremlin la crisis generada por la detención de Navalni y enviar un “mensaje fuerte” de los Veintisiete.

Otros asuntos sobre la mesa serán las acciones rusas en Ucrania, el pacto nuclear iraní y lo último con respecto a la pandemia, en la que será la primera visita de un responsable de Exteriores europeo desde 2017.

Sin embargo, los Veintisiete están divididos sobre la conveniencia del viaje. Mientras que países como Polonia, Finlandia y los bálticos han exigido nuevas restricciones contra Rusia y se han opuesto a la visita, otros como Alemania, Francia y España evitan hablar de sanciones y han cerrado filas con el viaje de Borrell.

“El Alto Representante no puede mantener contactos solo con quienes estamos de acuerdo, si no la UE no tendría diálogo con Irán, por ejemplo”, han indicado fuentes diplomáticas francesas, que recalcan que lo importante es que la UE sea capaz de hablar claro ante actores como Rusia.

En este contexto, el Servicio de Acción Exterior de la UE ha anunciado que el jefe de la diplomacia se verá con representantes de la sociedad civil rusa. Pese a que no se ha concretado con qué líderes se reunirá Borrell, fuentes europeas señalaron la semana pasada a Europa Press que su equipo mantiene contactos con el entorno de Navalni con el objetivo de poder encontrarse con el opositor.

Stano confirmó los contactos y reiteró que el encuentro con la sociedad civil es una “piedra angular” de la visita del Alto Representante. En todo caso, evitó centrar toda la atención en si habrá finalmente una reunión con Navalni, al afirmar que la agenda del viaje “no se impone, sino que se acuerda” con las contrapartes rusas.

El Kremlin advirtió este martes de que no aceptará lecciones de la Unión Europea sobre la situación del líder opositor ruso. “Estamos dispuestos a explicarlo todo de manera paciente y consecuente, pero no tenemos intención de reaccionar ante ciertas declaraciones aleccionadoras y tampoco pensamos tenerlas en cuenta”, dijo Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, a la prensa.

Peskov no dudó de que, si Borrell vierte “duras” críticas contra Rusia en dicho caso, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguei Lavrov, responderá de modo “no menos duro” cuando éste se reunirá con el ex ministro español este viernes. “Es un asunto sobre el que no estamos dispuestos a atender ninguna declaración”, comentó.

Al mismo tiempo, expresó su confianza en que “no ocurra la tontería de vincular las perspectivas de las relaciones ruso-europeas con el caso de ese residente (Navalni) en prisión preventiva”.

“Por supuesto que en Moscú esperamos esos contactos, esperamos las negociaciones con Borrell, ya que las relaciones entre Rusia y la UE, se encuentran ahora en estado de congelación de manera absolutamente inmerecida e injustificable”, apuntó.

Peskov subrayó que el Kremlin “está interesado en que esas relaciones se normalicen y se desarrollen en el interés tanto de los países miembros de la UE como de Rusia”. “Estamos dispuestos a hacer todo lo posible para ello”, agregó.

Borrell deploró el domingo la detención de más de 5.600 personas en las protestas antigubernamentales y denunció el “desproporcionado” uso de la fuerza por parte de la Policía rusa.

“La gente debe poder ejercer su derecho a manifestarse sin miedo a la represión”, afirmó y subrayó que “Rusia debe cumplir sus compromisos internacionales”.

La pasada semana Borrell expresó su intención de abordar con su colega ruso la situación en torno a Navalni, que fue detenido el 17 de enero a su regreso de Alemania y al día siguiente recibió 30 días de arresto.

En términos generales, el viaje de Borrell busca relanzar las relaciones en medio del deterioro de los últimos meses, de cara a la cumbre de marzo en la que los líderes de la UE evaluarán la situación y apuntarán la línea para reconducir la situación.

El enésimo incidente con Navalni coincide con un punto especialmente bajo en las relaciones con Rusia, precisamente dañadas por el intento de asesinato del opositor en verano, que se produjo poco tiempo después de que Bruselas y Moscú chocaran por la crisis en Bielorrusia tras los comicios fraudulentos del 9 de agosto.