Política

La OTAN teme quedarse fuera de la negociación con Rusia

Borrell advierte que no se puede discutir sobre Europa sin la Unión Europea

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En política internacional casi siempre se acaba hablando con el diablo. A pesar de que Moscú decidió suspender la labor de su embajada ante la OTAN el pasado mes de noviembre –en respuesta a la expulsión de ocho diplomáticos rusos acusados de espionaje– y desde entonces las relaciones están bajo mínimos, pero la organización militar no quiere romper los puentes de diálogo. El secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, ha convocado una reunión del Consejo OTAN- Rusia el próximo 12 de enero con el objetivo de analizar el movimiento de las tropas del país cerca de las fronteras con Ucrania, pero ahora debe recibir la luz verde de Moscú.

En su último encuentro el pasado 16 de diciembre, el Consejo del Atlántico Norte –el principal órgano en la toma de decisiones de la organización militar– aseguró que «cualquier diálogo con Rusia tendrá que proceder sobre la base de la reciprocidad, abordar las preocupaciones de la OTAN sobre las acciones de Rusia, basarse en los principios y documentos fundamentales de la seguridad europea y tener lugar en consulta con los socios europeos de la OTAN».

La Alianza descarta una acción militar en defensa de Ucrania si al final, tal y como teme Estados Unidos, Moscú acaba invadiendo el país, tal y como sucedió en el año 2014 con la península de Crimea, pero los miembros de la organización militar llevan tiempo advirtiendo sobre sanciones económicas sin precedentes que dañen seriamente la economía del país. En estas semanas de tensiones, el mandatario ruso Vladimir Putin ha seguido exigiendo a la organización militar un compromiso claro y firme de que Ucrania nunca formará parte de la OTAN, pero la Alianza militar se resiste a un pacto de estas características que pueda hipotecar su futuro. A pesar de esto, las conversaciones de anexión de la antigua república soviética están en punto muerto y muchos ven en esta falta de avances la sombra alargada de la amenaza rusa.

El club comunitario tampoco quiere romper la baraja con Putin, a pesar de que los Veintisiete no siempre mantienen un mensaje unívoco respecto a Rusia. La nueva coalición alemana liderada por el socialdemócrata Olaf Scholz promete una actitud más beligerante respecto al Kremlin que la siempre comedida ex canciller Angela Merkel, pero aún es pronto para saber qué pasos tomará Berlín si al final se acaba produciendo la invasión de Ucrania por parte del Ejército ruso.

En el mes pasado mes de junio, los socios del Este de la UE frenaron el plan de Merkel y Macron para mantener una cumbre Unión Europea- Moscú, a imagen y semejanza de la cita que había tenido lugar en Ginebra (Suiza) entre Joe Biden y Putin pocos días antes y que supuso el comienzo de un incierto deshielo. Los anteriores intentos de apaciguamiento con el Kremlin no salieron demasiado bien y estuvieron protagonizados por el máximo representante de la diplomacia comunitaria, el español Josep Borrell, quien tuvo que enfrentarse en su viaje a Moscú en el mes de febrero a una encerrona de su homólogo ruso Serguéi Lavrov.

Antes de que se produjera la llamada entre Biden y Putin, el máximo representante de la diplomacia comunitaria, quiso dejar claro que la Unión Europea no puede quedar marginada de la toma de decisiones que afecten a su seguridad.En una entrevista al rotativo alemán «Die Welt», el español aseguró que «si Moscú quiere hablar sobre la arquitectura de seguridad en Europa y sobre garantías de seguridad a partir de enero, como se ha anunciado, no es sólo un asunto de Estados Unidos y Rusia. La UE debe estar presente en estas negociaciones, que sólo tienen sentido si tienen lugar en coordinación cercana y con la participación de la UE». Sin pelos en la lengua, Borrell manifestó que las intenciones rusas son «absurdas». «No se decide nada si no estamos allí», concluyó.