EE UU

La penetración de la extrema izquierda en el Partido Demócrata de los Estados Unidos

Algunos líderes muy influyentes de la izquierda más dura han ganado elecciones y están moldeando el debate nacional como no parecía posible. El caso de Zohran Mamdani merece especial atención

June 14, 2025, New York, New York, USA: On the first day of early voting for NYC mayor, Congresswoman Alexandria Ocasio Cortez and mayoral candidate Zohran Mamdani hold a rally with thousands of excited voters attending at Terminal 5 in Manhattan, on June 14,2025 in New York, NY Europa Press/Contacto/Laura Brett 14/06/2025 ONLY FOR USE IN SPAIN
EEUU.- Zohran Mamdani gana las primarias demócratas a la alcaldía de Nueva YorkCONTACTO vía Europa PressEuropa Press

La política estadounidense es mucho más compleja de lo que creemos en Europa, que hemos tenido la osadía de mirar por encima del hombro al bipartidismo comparándolo con la diversidad, más bien caótica eclosión política en algunos casos, que tenemos en algunos países. Algunos reputados analistas, sin mucha visión de futuro, afirmaban categóricamente que era imposible que surgiesen nuevos partidos políticos en EE UU o que los extremos entrasen en danza. Ahora vemos con estupor cómo ciertas corrientes extremas se han infiltrado en los partidos tradicionales.

En Estados Unidos, el Partido Demócrata, históricamente un bastión del centro-izquierda liberal, ha experimentado en las últimas décadas una notable penetración de figuras que se autodenominan «socialistas» -no en el sentido socialdemócrata europeo, moderado y pragmático, sino en una versión mucho más radical, a menudo alineada con principios marxistas o incluso con simpatías comunistas-. Este fenómeno no es marginal: algunos líderes muy influyentes de estos movimientos de la izquierda más dura han ganado elecciones y están moldeando el debate nacional en un sentido que no parecía posible en ese país.

Son un número creciente de actores cada vez más activos en los medios y en las redes sociales, ganando adeptos con un mensaje populista e irresponsablemente inviable. Hasta ahora se trataba de miembros del legislativo, miembros de la Cámara de Representantes y el senador Bernie Sanders, pero nunca tuvieron relevancia en puestos ejecutivos de elección directa y mucho menos posibilidades serias de ganar la Alcaldía de la ciudad más rica del mundo, Nueva York, con un PIB casi como el de toda España y el área metropolitana equivalente al PIB de Italia. Es esencial poner especial atención en el joven, brillante y estrafalario Zohran Mamdani, candidato «socialista-demócrata» (nótese la inversión de las palabras; aquí el orden de los factores altera esencialmente el producto) a la Alcaldía de Nueva York. La ideología del candidato, expresada sin el más mínimo rubor, y sus propuestas plantean varios interrogantes serios y profundos sobre el futuro de la democracia estadounidense.

Figuras de socialistas demócratas

El ascenso de la extrema izquierda en el Partido Demócrata se remonta, en parte, a la influencia del senador Bernie Sanders, una figura veterana que ha normalizado el término «socialista» en la política estadounidense. Sanders, independiente pero alineado con los demócratas, se describe a sí mismo como «socialista democrático». Sin embargo, su trayectoria revela vínculos más profundos con ideologías radicales. Durante la Guerra Fría, realizó varios viajes a la Unión Soviética, donde elogió aspectos del sistema soviético en un momento en que el mundo occidental combatía el totalitarismo comunista (según informó The New York Times en 2019, no precisamente un medio MAGA…). Sanders ha sido próximo al Partido Comunista de Estados Unidos, una organización marginal pero persistente, y no ha ocultado su admiración por pensadores marxistas. Hoy, en su «cruzada contra la oligarquía», aboga por políticas como la redistribución masiva de la riqueza y la nacionalización de industrias clave, mega impuestos a las clases medias altas que incluye a profesionales que viven de sus sueldos, e impuestos a las fortunas, incluyendo la vivienda habitual si sobrepasa ciertos valores. Todo lo cual está alineado con los partidos de las izquierdas más duras de Europa y con del marxismo clásico. Aunque Sanders enfatiza su compromiso democrático, sus críticos -incluyendo analistas en The Wall Street Journal- se preguntan si esto no es más que una adaptación táctica para infiltrar ideas extremas en el mainstream.

Una de las discípulas más destacadas de Sanders es Alexandria Ocasio-Cortez (AOC), representante por Nueva York y miembro de los Democratic Socialists of America (DSA), la mayor organización socialista en EE UU. AOC no solo se declara socialista, sino que impulsa agendas aún más agresivas, como el Green New Deal, que propone transformaciones económicas radicales con un énfasis en una supuesta justicia social que en realidad no es más que una dura y agresiva agenda anticapitalista. AOC ha defendido abiertamente posiciones que se alinean con el marxismo, como la abolición de la propiedad y la expansión del Estado en detrimento del mercado libre. Junto a ella, otras figuras del DSA han consolidado esta tendencia: Rashida Tlaib (representante por Michigan), quien ha sido reelegida y mantiene lazos con movimientos antiisraelíes extremadamente radicales; Ilhan Omar (representante por Minnesota), aliada del DSA aunque no miembro formal, con declaraciones controvertidas sobre política exterior que han generado acusaciones de antisemitismo; y Jamaal Bowman (representante por Nueva York), quien aboga por reducir drásticamente el presupuesto de las diferentes fuerzas policiales, el controvertido e irresponsable movimiento de «defund the police», y apoya abiertamente políticas económicas del socialismo marxista. Cori Bush (representante por Missouri) completa este grupo, conocido como «The Squad», con un enfoque en una supuesta lucha por la justicia racial que a menudo se entrecruza con narrativas claramente marxistas y de lucha de clases que en el siglo XXI es difícil encontrar.

Estos líderes no están aislados o solos; representan un movimiento organizado. Según National Public Radio NPR, (2018-2023), el DSA ha pasado de 6.000 miembros en 2015 a más de 100.000 en 2021, con cargos electos en elecciones locales y estatales a lo largo de todo el país. No todos son abiertamente marxistas, pero muchos simpatizan con ideas comunistas históricas, reinterpretadas para colocárselos a un público del siglo XXI. Fuentes como The New York Times (2019) señalan que, aunque la mayoría de demócratas no son socialistas -solo Sanders entre los candidatos presidenciales de 2020 se identificó así-, esta facción ha desplazado el partido hacia la izquierda, influyendo en políticas como el aumento de impuestos a los ricos y regulaciones ambientales extremas.

El caso de Zohran Mamdani

Entre estos emergentes, Zohran Mamdani destaca por su radicalismo, especialmente como candidato demócrata a la Alcaldía de Nueva York en las primarias recientes (según informaciones de City & State NY, 2024). Mamdani, miembro del DSA y actualmente miembro de la Asamblea estatal de Nueva York, se presenta como un reformador progresista, pero análisis de medios conservadores como Fox News y más centristas como Glenn Beck (2025) revelan convicciones profundas que conectan con el comunismo.

Entre otras cosas, ha elogiado públicamente al «Holy Land Five», cinco individuos convictos en 2008 por financiar a Hamás, un grupo terrorista designado como tal por EE UU y la Unión Europea (según RAIR Foundation, 2025).

Esta defensa no es casual: Mamdani ha participado en eventos que glorifican a los movimientos palestinos más radicales, alineándose con narrativas intensamente antiisraelíes que, en algunos casos, simpatizan con el extremismo islamista que inspira al yihadismo. Fuentes como The New York Post (2023-2025) lo describen como «comunista adulador», citando sus discursos que glorifican la Revolución Cubana y figuras marxista-leninistas.

Sus propuestas para gestionar Nueva York son, francamente, disparatadas y revelan una ideología completamente desconectada de la realidad urbana, especialmente de este monstruo metropolitano que requiere muy hábiles manos para gestionarla. Ya se vio el resultado de la combinación entre incompetencia extrema y radicalidad en los tiempos del alcalde De Blassio. Mamdani aboga por cortar completamente el presupuesto de la policía de Nueva York, que tiene 55.000 efectivos entre funcionarios y policías y un presupuesto en 2025 de 12.000 millones de dólares, no muy lejos del presupuesto de defensa de España.

Mamdani propone reasignar esos fondos a programas sociales en una ciudad asediada por altos índices de criminalidad (datos del NYPD, 2024). Quiere imponer un draconiano «impuesto a la riqueza» que podría espantar a inversores y residentes de alto poder adquisitivo que podría secar las arcas públicas de la ciudad y provocar una gravísima crisis económica por la fuga de capitales. Promueve la expropiación de propiedades privadas para «viviendas sociales universales», ignorando las lecciones de fracasos similares en economías planificadas. Además, su plan para un «transporte público gratuito» incluye subsidios masivos sin fuentes de financiación claras, lo que podría colapsar aún más las finanzas municipales.

Analistas de The Wall Street Journal (2025) advierten de que estas ideas, inspiradas en modelos comunistas fallidos como los de Venezuela, no solo son inviables, sino peligrosas: podrían agravar la desigualdad al espantar empleos y capital.

Riesgos muy serios para EE UU

La penetración de esta extrema izquierda radical en el Partido Demócrata no es un fenómeno interno inofensivo; representa serios riesgos para la estabilidad de Estados Unidos.

Primero, ideológicamente, erosiona los principios fundacionales de la nación: libertad económica, democracia representativa y rechazo al totalitarismo. Políticas marxistas, como la lucha contra la «oligarquía», podrían llevar a divisiones sociales profundas, fomentando un resentimiento de clases que ha probado ser destructivo en la historia (ver Unión Soviética o Cuba, analizada en estudios de Freedom House).

Segundo, en política exterior, figuras como Mamdani, con simpatías «non sanctas», es meter el zorro en el gallinero. Sus declaraciones sobre política exterior y geopolítica son, como poco, imprudentes e irresponsables y seguramente un preocupante síntoma de hacia dónde se está inclinando esa parte del partido demócrata.

Tercero, económicamente, estas ideas amenazan la prosperidad. Fuentes como The Brookings Institution, nada sospechosa de ser de la órbita MAGA (2022), indican que un giro socialista radical podría reducir el crecimiento, como se vio en experimentos europeos fallidos.

Para Estados Unidos, el riesgo es mayor: un Partido Demócrata capturado por extremistas podría alienar a votantes moderados, polarizando el sistema bipartidista y provocando una grave crisis similar al de naciones que se abandonaron a la polarización política y social, una trampa mortal de la que hay muy difícil salida.