Honduras

Implacable contra el narco

El caso de Hernández pone en aviso al resto de líderes de América Latina

Autoridades presentan al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández (c) en la dirección de las Fuerzas Especiales tras su captura en Tegucigalpa
Autoridades presentan al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández (c) en la dirección de las Fuerzas Especiales tras su captura en TegucigalpaGUSTAVO AMADORAgencia EFE

Pasaron pocos días para que la justicia capturara al ex presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, acusado de tener vínculos con el narcotráfico. Se estima que en un mes será la siguiente audiencia y, mientras tanto, queda para él esperar de manera paciente y en una celda el desenlace de su futuro. Su gran batalla no será simplemente salir absuelto y demostrar su inocencia, sino también no ser deportado a EE UU, donde su hermano Tony Hernández cumple cadena perpetua por lo mismo.

La historia reciente demuestra que el Estado norteamericano, no tanto los políticos, sino la justicia persigue implacablemente a la narcopolítica. Lo ocurrido con el ex presidente hondureño pone en aviso al resto de los mandatarios y políticos de toda América Latina. Tarde o temprano, la Justicia le llega a cualquiera que ose «cruzar el umbral» del narcotráfico; una frontera que atenta directamente a la salud mental y a la estabilidad social de Estados Unidos, primer consumidor del mundo.

Dentro de ese marco, entra la fiscalización y seguimiento del financiamiento a campañas electorales y programas de gobierno. Resulta relativamente fácil y tentador para muchos recibir «recursos» de grupos vinculados al narcotráfico con el propósito de emprender ligeramente una campaña o beneficiarse rápidamente y de manera cuantiosa por la omisión de cualquier operación ilícita en el territorio que gobierna.

No es de extrañarnos que el caso de Hernández sea emblemático en el futuro cercano. No es el único político sospechoso de mantener dichos nexos. Ese cáncer recorre los palacios de gobierno en algunos países de América Latina. Falta ser paciente para vislumbrar esa luz que anuncia la llegada de una justicia implacable.