Opinión

Venezuela: organización, resistencia y fecha electoral

La mirada de los venezolanos debe estar puesta en la fecha de la elección presidencial, ya que es lo único en el tablero que va permitir competir con Nicolás Maduro y despojarlo del poder

Imagen de archivo de Nicolás Maduro
Imagen de archivo de Nicolás MaduroAgencia EFE

Para los venezolanos y principalmente para el liderazgo opositor que está alrededor de la candidata unitaria presidencial, María Corina Machado, la mirada debe estar puesta en la fecha de la elección presidencial, ya que es lo único en el tablero que va permitir competir con Nicolás Maduro y despojarlo del poder, pero con votos. Todo esto debe ocurrir en el 2024 con presión en todos los espacios y escenarios, pero eso sí, de forma unánime puesto que voluntariamente es imposible que suceda.

El 23 de enero de este año el régimen marcó la cancha y comenzó a jugar prácticamente de forma ruda al poner en marcha, tal colmo lo habían advertido, la fulana “Furia Bolivariana” que se centró en la vandalización a sedes de partidos políticos, al mejor estilo cubano, persecución y detenciones a dirigentes políticos, amenazas y órdenes de captura contra periodistas bajo el supuesto de participación en “planes conspirativos” según el fiscal Tarek William Saab.

De ser cierta esta nueva edición de planes magnicidas, sin duda alguna los rechazamos tan enérgicamente como lo hacemos con las persecuciones, amenazas y procedimientos que no se ajustan a la ley y al estado de derecho. De ser cierto ese macabro plan, creo que sólo respondería a individualidades castrenses y con un objetivo distinto a la ruta electoral. Está claro que los atajos salen más costosos y al final del camino llevan a un lugar más distante del objetivo, y en ese terreno gana Maduro.

El juego rudo del 2024 lleva a la dirigencia opositora a tener pies de plomo y resistencia en el terreno de juego para no tener que pasar por el exilio o la cárcel. Tendrán que moverse tácitamente para no ser sacados de la cancha, que por cierto tienen un árbitro parcial y brutal, es difícil vivirlo y de pronto fácil escribirlo, pero también como analista y comunicador he estado expuesto a esos riesgos, por lo que con propiedad digo que la resistencia para avanzar y movilizar es fundamental.

Sin duda este pasado 23 de enero y a pesar de la advertencia de la puesta en marcha de la “Furia Bolivariana”, los venezolanos salieron a las calles de manera pacífica y una vez más exigieron salarios dignos, pero también la fecha de la elección presidencial porque es la ruta electoral la que quieren transitar para lograr el cambio político. Como todo inicio, lo que vimos es sólo el arranque de motores para una gran manifestación colectiva que genere presión al régimen, pues conociendo cómo actúan desde el régimen, lo más probable es que la fecha electoral la den con pocos meses de preparación y cuando la pongan hay que agarrarla y participar con lo que se tenga en el momento en la mano para competir puesto que la abstención sería el mismo camino ya transitado a un callejón sin salida y esperar seis años más sería invivible para muchos.

Ahora bien, pareciera que algunos partidos de oposición de larga data y lucha, algo disminuidos en el momento, tienen un doble juego, por un lado pueden estar esperando a que la candidata presidencial unitaria se desgaste con su equipo; y por el otro lado, puede ser que entren a jugar en el segundo tiempo, ninguna de las dos es correcta si se tiene un objetivo común que es lograr la fecha y participar.

Por su parte, el madurismo que maneja la chequera buscará mostrar una gestión de normalidad y de obras para el esparcimiento y embellecimiento sin sustento en lo social y humanitario ya que desde hace tiempo dejó de preocuparse por la salud, la educación, la construcción y la calidad de vida de los venezolanos; quien se enferme y vaya a un hospital pues que pague y lleve todos sus insumos para ser tratado, por citar uno de los ejemplos más dramáticos que a diario viven pacientes, familiares y hasta el propio personal de la salud.

Mientras que el escenario venezolano es bregarse por una fecha electoral ya que sin esa no hay juego y sin juego no hay cambio, en el continente se realizarán otras seis elecciones presidenciales que ya tienen día en el calendario como México, República Dominicana, El Salvador, Panamá, Uruguay y Estados Unidos.

Qué distinto sería para los venezolanos si tuvieran esa opción en el tablero, pero lamentablemente no es así; sin cambiar de objetivo, la organización, la resistencia y la exigencia de la fecha electoral es el ABC que toca jugar, sin esperar salidas mágicas porque no existen ni estarán en el terreno.