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Amnistía limitada en Ucrania
El fantasma de una posible "guerra civil"no abandona las calles de Kiev. Gobierno y oposición siguen sin encontrar una salida a la crisis. Sobre todo, después de que el Parlamento ucraniano aprobara ayer una amnistía parcial a los presos opositores.
El fantasma de una posible "guerra civil"no abandona las calles de Kiev. Gobierno y oposición siguen sin encontrar una salida a la crisis. Sobre todo, después de que el Parlamento ucraniano aprobara ayer una amnistía parcial a los presos opositores. El partido de las Regiones del presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, utilizó su mayoría junto al partido Comunista para pasar la votación. La nueva ley liberará a los presos, siempre que los manifestantes abandonen los edificios intitucionales ocupados. Los detenidos por crímenes graves quedarán excluidos de la amnistía.
Las más 12 horas de debate y la visita del presidente del país, Victor Yanukovich, terminaron con un giro en el transcurso de la crisis ucraniana. Gobierno y oposición no dejaron de lado sus diferencias y finalmente no hubo una propuesta común entre los grupos parlamentarios. En un principio, la oposición, que considera inútil la ley que se ha aprobado, apostaba por una amnistía total, es decir, un perdón sin condiciones. Batkivshina (Patria), UDAR y Svoboda no quieren perder el apoyo de los manifestantes, porque saben que es esencial para mantener la presión al presidente ucraniano, Víktor Yanukovich. "La gente salió a las calles para modificar la situación en el país. Que digan ahora que solo liberarán a la gente si los manifestantes se van a casa' es inaceptable", reclamaba líder opositor y ex campeón mundial de boxeo Vitali Klitschko.
De poco han servido las palabras del expresidente ucraniano, Leonid Kravchuk, considerado uno de los artífices de la independencia del país. Su discurso fue más una premonición que un consejo para los parlamentarios asistentes . "Hay que detener el proceso de destrucción del país", pedía, sin embargo, es posible que la amnistía parcial, sin apoyo de la oposición, provoque todo lo contrario. "Aquí no tienen voz ni Estados Unidos ni Rusia, aquí habla Ucrania", destacaba también Kravchuk.
Pero Rusia, sí que ha hablado. Vladimir Putin ha vuelto a presionar a su vecina Ucrania. El Kremlim está dispuesto a pagar el préstamo de 15.000 millones de dólares y respetar la rebaja del 30%, en el precio del gas pactado, pero no al 100%. "Ucrania volvió a pedir un nuevo aplazamiento de pago de su histórica deuda y, lo que es peor, no paga las facturas corrientes", se excusaba así el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev. Rusia no quiere dejar todo el dinero a sus vecinos sin antes saber quién formará el gobierno definitivo. La agencia de calificación Standard & Poors reducía ayer la calificación de Ucrania a CCC +, un nivel reservado para países al borde de la suspensión de pagos.
Mientras, en las barricadas que flanquean el campamento opositor, los activistas están preparados para actuar. Aunque el número de manifestantes ha disminuido, siguen organizados y no abandonan la primera línea de las protestas. A última hora de ayer, los manifestantes, que ya conocían la noticia, parecían bastante tranquilos. Si la dimisión en bloque del Gobierno y la anulación de la polémica legislación no contentaron a la mayoría activista, cuesta creer que las nuevas medidas sean bien recibidas.
En Kiev, la capital ucraniana, hay 5 edificios ocupados que los manifestantes utilizan como dormitorios y centros de operaciones. El último inmueble en desalojarse fue el Ministerio de Agricultura, donde ultra nacionalistas y radicales se enzarzaron en una pelea, que acabó con el cese de su ocupación por el grupo radical "Causa Justa". La televisión ucraniana mostraba puertas y ventanas destrozadas. Al parecer, los radicales trataron de repeler el ataque de los activistas de Svoboda utilizando las mangueras de incendio que habían en el edificio.
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