Colonia

«Aparecieron unos hombres, enseguida nos rodearon y empezaron a meternos mano»

La Razón
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La conmoción todavía está presente en la céntrica plaza que separa a la estación central ferroviaria de Colonia de su imponente catedral gótica. Un lugar que se convirtió durante Nochevieja en triste testigo de oleadas de violencia en masa contra jóvenes mujeres. Sabrina F., de 20 años, forma parte de las víctimas, tal y como demuestra un gran hematoma de su brazo izquierdo. “Eran cerca de las once cuando quisimos acceder a la plaza, pero la multitud nos empujaba. De pronto, una mano me agarró por el trasero. Entonces, nos acorralaron en grupo y trataron de alcanzar mi bolso, valiéndose para ello de tocamientos inmorales”, relata. La joven está segura de que muchos de ellos habían tomado drogas o alcohol porque recuerda "sus enormes ojos rojos". "Me llamó la atención la gran cantidad de extranjeros que había en la estación, con rasgos árabes y piel oscura, aunque en principio no le di importancia", dice Sabrina, a quien la traumática experiencia ha cambiado. "El año que viene pasaré la Nochevieja tranquilamente en mi casa", asegura.

Lea Westerkamp fue otra de las damnificadas, aunque tuvo más suerte. Había quedado con una amiga y el padre de ésta para ver los fuegos artificiales. "Cuatro hombres me acorralaron, uno me pidió un cigarro e intentó besarme. Pasé un momento de total desesperación". Afortunadamente, su amiga y su padre llegaron a tiempo para espantar a los asaltantes. "No sé que hubiera hecho de haber estado sola", recuerda Lea, que no puede concretar la nacionalidad de sus atacantes. "Sólo sé que hablaban francés y que no comprendían ni una palabra de alemán", añade.

Otra de las víctimas, desde el anonimato, cuenta su trágica experiencia. "Aparecieron aquellos hombres, nos rodearon y empezaron a meternos mano", relata, con semblante serio y tembloroso. "Nos tocaban el trasero y la entrepierna, por todas partes, mientras intentábamos zafarnos. Tuve miedo de que alguien pudiera entonces sacar un cuchillo y violarme en plena calle. Desde ese momento, tengo pesadillas cada noche. No puedo salir sola y también me atemorizan las grandes ciudades".

Estas tres mujeres son sólo una pequeña parte de las ya 379 que aseguran haber sido asaltadas aquella noche. La Policía pidió públicamente disculpas por no haber podido defenderlas, admitiendo que estaban "saturados". "Antes de medianoche, ya había en la plaza más de un millar de personas, en su mayoría hombres desinhibidos por el alcohol. El ambiente era agresivo, cada vez más. Se disparaban artefactos explosivos como petardos, a menudo lanzados deliberadamente contra los transeúntes", describe un informe policial. “Aunque el ambiente se tranquilizó después, sobre las 0:45 comenzaron a llegar mujeres heridas para denunciar agresiones sexuales”, concluye.