Argentina

Argentina decide el sucesor de Kirchner

Las elecciones presidenciales de hoy ponen fin a doce años de kirchnerismo en el país austral. El oficialista Daniel Scioli parte como favorito, seguido de cerca del conservador Mauricio Macri. La gran incógnita es si el ganador logrará más del 40% de los votos o si se celebrará una segunda vuelta. Ambos candidatos son hijos de empresarios y han dado un giro al centro desde dos polos opuestos

MAURICIO MACRI (en el cartel electoral), 56 años, aspirante opositor que apuesta por acabar con la dinastía de los «K»
MAURICIO MACRI (en el cartel electoral), 56 años, aspirante opositor que apuesta por acabar con la dinastía de los «K»larazon

Las elecciones presidenciales de hoy ponen fin a doce años de kirchnerismo en el país austral. El oficialista Daniel Scioli parte como favorito, seguido de cerca del conservador Mauricio Macri

El peronista Daniel Scioli, del Frente para la Victoria, y el conservador Mauricio Macri, al mando de la alianza Cambiemos, surgen como los políticos preferidos por los argentinos que hoy concurrirán a las urnas para elegir al próximo presidente. Los comicios resultan históricos porque permitirán conocer al sucesor de la mandataria, Cristina Fernández de Kirchner, y pondrán fin a un fuerte ciclo político que lleva doce años en el poder.

Scioli es el aspirante del oficialismo a la Casa Rosada. Tiene 58 años, gobernó durante ocho la provincia de Buenos Aires, el principal distrito del país, y es el favorito en las encuestas. Además, viene de imponerse el 9 de agosto pasado en las elecciones primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), una instancia de eliminación que estipula la Ley argentina. Allí logró el 38,69% de los votos, seguido por el opositor Cambiemos (30,10%), que lleva a la cabeza a Macri, alcalde de la ciudad de Buenos Aires desde 2007. Si se mantiene esa diferencia la elección de hoy requerirá de una segunda vuelta por primera vez en la historia. En 2003, los candidatos presidenciales Carlos Menem y Néstor Kirchner quedaron instalados en una segunda vuelta, pero la renuncia del primero a participar de esa competencia dejó la presidencia en manos del segundo. Según la Constitución argentina, un candidato debe lograr más del 45% de los votos o del 40% con una diferencia de 10 puntos porcentuales respecto del segundo para evitar una segunda vuelta.

Scioli y sus partidarios enfocaron el tramo final de su campaña en sostener promesas que les permitan convencer al electorado de saltar el escollo de una nueva fecha electoral, ya prevista para el 22 de noviembre próximo. Por el contrario, Macri basó sus argumentos en la necesidad de alcanzar una segunda vuelta para así poner fin a los doce años de kirchnerismo. El tercer candidato en discordia, aunque más relegado, es Sergio Massa. En las PASO, como integrante del espacio UNA, consiguió el 20,56% de los votos. Los últimos sondeos lo mantienen en esa posición con casi la misma cifra de adhesiones, pero ex jefe de Gabinete de Cristina Fernández (2008-2009) aspira a que su figura, y los votos logrados hoy, tengan un valor relevante en caso de una segunda vuelta.

Además de Scioli, Macri y Massa, los argentinos podrán elegir por otros tres candidatos que sortearon las PASO: Margarita Stolbizer (Progresistas), Nicolás del Caño (Frente de Izquierda y de los Trabajadores) y Adolfo Rodríguez Saá (Compromiso Federal). Si bien hoy se enfrentan, Scioli y Macri fueron en otros tiempos dirigentes con un diálogo aceitado y de acuerdos. En varias oportunidades llegaron a disputar partidos de fútbol (en equipos rivales, ciertamente) y compartieron comidas familiares. Los kirchneristas más «puros», de hecho, cuestionaron a Daniel Scioli por esa cercanía demostrada con uno de los dirigentes más opuestos a su modelo político.

Ambos son hijos de empresarios, recibieron una educación privada y estuvieron ligados al deporte, de un modo u otro. Scioli trabajó junto a su padre, José, en el emporio de electrodomésticos Casa Scioli, uno de los más importantes del país austral. A finales de los 80 decidió competir en la motonáutica, donde fue campeón varias veces. En 1989, durante una carrera, sufrió un accidente en el que sufrió la amputación de su brazo derecho. Volvió a las lanchas dos años después. En su recuperación fue visitado por el entonces presidente Menem, que lo convocó a sumarse a la política. En 1997 asumió como diputado nacional. En 2003, tras un paso por varios cargos en la función pública, acompañó como vicepresidente a Néstor Kirchner hasta 2007, cuando se convirtió en gobernador bonaerense.

En sus discursos se muestra como un político que procura dialogar y consensuar. Varios de sus rivales políticos dentro del ecléctico movimiento del peronismo, de hecho, hoy lo acompañan. Cristina Fernández de Kirchner, quien lo criticó en diferentes oportunidades, tanto en privado como públicamente, bendijo su postulación y le abrió el camino incluso sobre los cuestionamientos que expresaron dirigentes de la agrupación juvenil La Cámpora, que conduce su hijo, Máximo.

Su principal rival hoy tiene 56 años y es hijo de Franco Macri, uno de los empresarios más poderosos del país y de la región. Al igual que Scioli, inició su carrera profesional junto a su padre. En 1991 pasó doce días secuestrado y su liberación se logró tras el pago de 6 millones de dólares. Este hecho cambió su ordenamiento vital y supuso un punto de inflexicón. A mediados de esa década se transformó en presidente del Boca Juniors, uno de los dos equipos más populares de Argentina. Los éxitos deportivos del club le permitieron lanzarse a la política. Tras un intento fallido, llegó a la alcaldía de Buenos Aires, cargo que dejaría tras ocho años.

De perfiles parecidos, rivalizan hoy por quién será el próximo presidente. Aunque representa al kirchnerismo, Scioli dijo que cambiará mucho del modelo económico y político de la mandataria. Pese a ser opositor, Macri prometió mantener algunas de las principales medidas sociales del Gobierno. Los dos comparten un perfil pragmático y centrista. La definición parece quedar sólo entre ellos. Más de 32 millones de argentinos habilitados para votar tienen el futuro en sus manos.