
Ucrania
El asesinato de un soldado ucraniano en Rusia alarma a las familias de los prisioneros de guerra
Confían en que la actual incursión en Kursk facilite un intercambio de prisioneros entre Kyiv y Moscú

Decenas, o quizás cientos, de soldados rusos han sido hechos prisioneros por las fuerzas ucranianas durante la incursión en la región de Kursk. Puede tener una importancia especial para las familias de miles de soldados ucranianos que sufren torturas y un mayor riesgo para su vida en las cárceles rusas. Los soldados cautivos serán trasladados a varias colonias en Ucrania donde se les mantendrá en condiciones que la ONU ha confirmado como adecuadas y se convertirán en una forma de rescatar a más soldados ucranianos de Rusia a través de canjes de prisioneros.
La preocupación en Ucrania por el destino de sus cautivos ha ido creciendo a medida que más y más de ellos han regresado a casa muertos. En estos momentos se están investigando 64 casos de asesinato de prisioneros de guerra ucranianos, informó ayer la oficina del fiscal general.
El último caso es el de Oleksandr Ishchenko, un conductor de 55 años que se unió al regimiento «Azov» después de que su ciudad natal, Mariupol, fuera atacada por Rusia en febrero de 2022. Ishchenko fue capturado, junto con varios miles de soldados ucranianos más que tuvieron que deponer las armas tras un largo asedio. Perdió la vida en julio a consecuencia de un golpe en el pecho con «un objeto contundente», según un estudio forense del subcomandante de «Azov», Sviatoslav Palamar.
«Esta no es otra cínica violación rusa de la Convención de Ginebra sobre el trato debido a los prisioneros de guerra. Es un golpe al honor y la dignidad humanos, al derecho internacional, a los principios y valores que defendemos en el frente», subrayó Palamar.Según él, solo «la publicidad, la presión sobre los rusos y el regreso de nuestros prisioneros a casa» pueden detener estas matanzas.
Más del 90% de los que regresan de Rusia denuncia haber sido torturado con palizas, descargas eléctricas, desnutrición o privación del sueño, según el Gobierno ucraniano y la ONU.
Algunos acaban volviendo al servicio militar activo, pero en muchos casos la rehabilitación dura muchos meses. «Tienen que aprender a vivir de nuevo», dice Tetiana, una joven de Leópolis que espera el regreso de su marido y pide que no se revele su apellido por temor a su suerte. «Vuelven agotados moral, física y emocionalmente», subraya.
Una de las peores cosas del cautiverio es el aislamiento. Los prisioneros no pueden hablar con sus familias y no saben casi nada de cómo están las cosas en Ucrania. A menudo les dicen que Kyiv u otras ciudades han sido capturadas y el Ejército ucraniano sufre enormes derrotas.
Sin embargo, cuando Ucrania realmente hace algún progreso en el campo de batalla, los prisioneros lo sienten en su propia piel. «Cuando nos golpearon con tanta fuerza, supimos inmediatamente que las cosas iban bien para Ucrania y nos alegramos», explicó a Tetiana uno de los prisioneros liberados.
Los soldados que fueron capturados en Mariupol, por ejemplo los de la 36ª brigada de infantería de marina, son tratados con especial crueldad, dice Olena Beliachkova, de la Iniciativa de Medios de Comunicación por los Derechos Humanos.
Rusia intenta culparlos de la destrucción de Mariupol y los tortura para obligarlos a admitir su inexistente culpa o a dar un falso testimonio sobre otros ucranianos, sugiere.
“No creo que todo el mundo no pueda hacer nada para presionarlos y lograr que Rusia los trate mejor o los libere”, subraya la esposa de un soldado prisionero de “Azov”. Durante más de 14 meses, ningún soldado capturado de esta unidad ha regresado a casa. Más de 50 murieron en explosiones en la prisión controlada por Rusia en Olenivka hace dos años. “Pronto no quedará nadie por canjear”, advirtió recientemente el comandante Denys Prokopenko, pidiendo más presión sobre Rusia
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