Londres

Assange llevará a Reino Unido y Suecia a la Corte Internacional

Julian Assange, durante la videoconferencia ofrecida a los medios desde la Embajada de Ecuador en Londres
Julian Assange, durante la videoconferencia ofrecida a los medios desde la Embajada de Ecuador en Londreslarazon

Los expertos de la ONU confirman que la detención del hacker es arbitraria y sus abogados piden que sea liberado: «Queda claro que es una persecución política», indica Garzón.

Julian Assange volvió ayer a ver la luz del sol. Lo hizo tan sólo por doce minutos cuando, exultante, salió al balcón de la embajada de Ecuador en Londres para reclamar a Reino Unido y Suecia que acaten la decisión de Naciones Unidas.El comité legal de la organización internacional considera que la detención del fundador de WikiLeaks es ilegal y señala que su decisión es jurídicamente vinculante «en la medida en que está basada en normas internacionales de derechos humanos». El panel de expertos de la ONU dio a conocer su decisión ayer tras la petición presentada por el equipo legal del hacker hace 16 meses.

Durante este periodo, según Assange, tanto Londres como Estocolmo han colaborado en el proceso, por lo que no entiende por qué ahora no acatan el fallo. Es más, durante estas dos últimas semanas podían haber apelado, pero no lo han hecho. «Sabían que iban a perder, porque no hay base para tal apelación», recalcó. En este sentido, el periodista advirtió de que «habrá consecuencias» incluso «penales» para «las partes involucradas» hasta el punto de denunciarlas al Tribunal Penal Internacional. «Y se tomarán en todos los países que sea necesario, porque (el grupo de trabajo de Naciones Unidas) tiene jurisdicción universal», adelantó.

Assange se refugió en el edificio diplomático ecuatoriano en junio de 2012 para evitar la extradición a Suecia, donde las autoridades le reclaman por supuestos delitos de abuso sexual. Él se declara inocente y asegura que todo es una maniobra para enviarle a Estados Unidos, donde hay abierto un caso de espionaje en su contra por la publicación en 2010 de cientos de miles de documentos secretos que hicieron temblar los despachos presidenciales a ambos lados del Atlántico. Durante estos casi cuatro años, el hacker dice no haber visto la luz del sol. Vive en un espacio de 30 metros cuadrados y su salud se resiente, pero sabe que si pone un pie en la calle la Policía le arrestará. Dirigiéndose a una multitud congregada ante el edificio que se encuentra a pocos metros de los populares almacenes Harrods, Assange se congratuló ayer de haber conseguido una «victoria histórica». «Es una decisión histórica para mí, mi familia y mis hijos», dijo ante sus seguidores. «Ellos no tienen nada que ver con mi conducta. Son niños», recalcó. «Ya es hora de que vuelvan a tener a su padre y eso va a suceder, de una manera u otra», advirtió.

La gente aplaudía cada una de sus frases, pero un hombre comenzó a gritar: «¿Qué pasa con las dos mujeres en Suecia? ¿No tienes nada que decirles?». Assange pidió por favor que le «taparan la boca». En este sentido, Elisabeth Massi Fritz, abogada de la mujer que acusa al hacker de abuso sexual, denunció ayer que el panel de Naciones Unidas mostró una «total falta de entendimiento», ya que la violación «es uno de los abusos más graves y un incumplimiento de los derechos humanos». «Es insultante y ofensivo hacia mi cliente y todas las víctimas de este crimen», recalcó desde Génova.

La aparición en el balcón de Assange tuvo lugar después de que éste compareciera vía Skype en una rueda de prensa organizada en Frontline Club, organización fundada por Vaughan Smith, defensor del periodismo independiente, que acogió en su casa al australiano en 2010. Durante su intervención, el fundador de WikiLeaks afirmó que los comentarios del ministro británico de Exteriores, Philip Hammond, quien calificó el dictamen de «ridículo», no estaban a la altura y resultaban «insultantes» para el trabajo de Naciones Unidas.

El ex magistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, uno de los coordinadores de su defensa, señaló que la decisión del panel es «imperativa» y debe ser cumplida por las autoridades británicas y suecas. «Si había alguna duda de que esto era una persecución política, ya no la hay», señaló. «La prioridad ahora es que Suecia retire la orden europea de arresto, pues la decisión de la ONU la deja vacía de contenido. Cuando se le permita salir en libertad el procedimiento legal podría continuar», subrayó. «Si se mantiene la orden de detenerle, en violación de sus derechos fundamentales, se convierte en un caso de tortura y malos tratos», matizó. «Está claro que ningún tribunal de ningún país va a emitir condena sobre Assange, por lo que dilatar su privación de libertad está fuera de toda aceptación jurídica», explicó.

La fiscal superior de Suecia, Marianne Ny, se había opuesto durante años a interrogar a Assange en Londres, pero cambió de opinión en marzo porque tres de los cuatro delitos de los que era sospechoso iban a prescribir. Al respecto, las autoridades suecas emitieron ayer un comunicado donde especifican que la fiscal responsable del caso lleva intentado interrogar a Assange desde marzo de 2015, pero que aún no ha sido posible, ya que «la autoridad ecuatoriana no ha dado permiso». Por su parte, Ecuador pidió la retirada de la orden de detención, pero la maraña legal no parece que vaya a solucionarse a corto plazo.