Reino Unido

Austeridad y más impuestos, recetas de May para el Brexit

El Gobierno británico presenta el presupuesto que cubrirá el coste de la salida de la UE. Opta por la cautela pese al alto crecimiento económico.

Theresa May ríe en la presentación de los presupuestos de su Ejecutivo
Theresa May ríe en la presentación de los presupuestos de su Ejecutivolarazon

El Gobierno británico presenta el presupuesto que cubrirá el coste de la salida de la UE. Opta por la cautela pese al alto crecimiento económico.

El Gobierno británico presentó ayer su último presupuesto antes de comenzar formalmente las negociaciones de la salida del bloque comunitario. La «premier» Theresa May se ha comprometido a activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa antes de que finalice este mes. Pero llamó la atención las pocas referencias que hizo al Brexit su ministro del Tesoro, Philip Hammond, cuando presentó las cuentas. Hammond mantuvo la línea de la austeridad para ofrecer al país «una plataforma fuerte y estable» ante las difíciles conversaciones que se avecinan.

En contra de lo que se esperaba, el «Chancellor» no anunció una provisión específica para afrontar el eventual coste del divorcio, que aún no se ha concretado pero que fuentes comunitarias han cifrado en alrededor de 70.000 millones de euros. En su lugar, la partida presupuestaria más importante, de más de 2.300 millones en tres años, la destinó al sistema de atención social, con el fin de apaciguar las críticas de sus propias filas ante la falta de recursos en el Sistema Nacional de Salud que, según los expertos, se colapsará en caso de que todos los comunitarios que forman parte de la plantilla médica se vayan finalmente. Como consecuencia, los trabajadores autónomos sufrirán una subida de impuestos que incumple el manifiesto del Partido Conservador y los distintos ministerios tendrán que realizar recortes de entre el 3% y el 6%.

Los datos de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR, en inglés) –que supervisa las finanzas públicas– certificaron una vez más la enorme resiliencia que está demostrando la economía británica ante el Brexit. «Los analistas están confundidos», recalcó Hammond. La previsión de crecimiento aumentó al 2% para 2017, frente al 1,4% pronosticado el pasado mes de noviembre. El déficit presupuestario también se reducirá en 2017 al equivalente de un 2,6 % del PIB, comparado con el 3,8 % del ejercicio pasado. Contra todo pronóstico, el PIB creció un 1,8% el año pasado, y en la actualidad el índice de desempleo es el más bajo en más de un decenio, tras descender al 4,8%.

Sin embargo, si hay una palabra que defina el presupuesto de Hammond es la cautela. «No es momento para la complacencia», señaló. En definitiva, pese a los esfuerzos del Ejecutivo por transmitir confianza en el proceso del Brexit, la precaución del responsable del Tesoro da pistas sobre los baches que se avecinan en el camino. En este sentido, Hammond reconoció que la inflación y la debilidad de la libra –que ayer volvió a alcanzar un nuevo mínimo en las últimas siete semanas–son hoy por hoy los talones de Aquiles de la economía británica. Aunque es cierto que los ajustes no son tan radicales como los llevados a cabo por el anterior Gobierno conservador de David Cameron, el presupuesto se aleja de las promesas que hizo Theresa May al mudarse a Downing Street el pasado verano, cuando prometió dejar atrás las políticas de austeridad para trabajar por una sociedad «más justa y equitativa».