Berlín advierte a EEUU de que debe respetar la ley

La ministra alemana de Economía en funciones, Brigitte Zypries, reiteró la protesta de Berlín ante la decisión del presidente estadounidense de gravar las importaciones de acero y aluminio.

En una carta dirigida ayer al secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, la ministra alemana de Economía en funciones, Brigitte Zypries, reiteró la protesta de Berlín ante la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de gravar las importaciones de acero y aluminio y advirtió de que la medida sería una violación de las normas de comercio internacional. En la misiva, la ministra insta a la «cooperación transatlántica» y alerta a Washington de que su puesta en marcha podría socavar las reglas que, durante décadas, se han elaborado minuciosamente para el bien del comercio mundial.

En la misma línea, el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, reiteró el rechazo a los aranceles anunciados, pero subrayó que hasta ahora no se ha tomado todavía ninguna medida en espera de la decisión final de Trump. Seibert calificó los aranceles como «contrarios al Derecho Internacional y perjudiciales para empresas alemanas y consumidores en EE UU». Alemania sería uno de los países más perjudicados por este arancel y, en el punto de mira, sobre todo la fuerte industria automovilística del país. Al respecto, el presidente de la asociación alemana de la industria automotriz (VDA), Bernhard Mattes, expresó que se debe evitar a toda costa una guerra comercial entre Estados Unidos y Europa. «En este tipo de guerra comercial, solo hay perdedores, en todos los bandos», aseguró y destacó que la industria nacional del automóvil está observando la disputa con preocupación.

Mattes explicó que los fabricantes alemanes de automóviles han expandido su producción en Estados Unidos durante años, dando trabajo a mucha más gente allí y reducido las exportaciones al país norteamericano. Sólo el año pasado, se exportaron desde Alemania a Estados Unidos unos 494.000 automóviles.

En Alemania, hay decenas de miles de puestos de trabajos dependientes de la producción de acero y aluminio. «Muchos de ellos podrían estar en peligro», aseguró, por su parte, el director del centro de investigación económica germano DIW, Marcel Fratzscher.