Italia
Berlusconi se alía con la Liga Norte contra Renzi
El debilitado ex primer ministro italiano se une en Bolonia a los xenófobos de Salvini para promover una «regeneración política»
El debilitado ex primer ministro italiano se une en Bolonia a los xenófobos de Salvini para promover una «regeneración política»
El centroderecha italiano quiere volver a ser el protagonista de la vida política del país, para restarle fuerza al presidente del Gobierno Matteo Renzi (Partido Democrático). Es el objetivo que se han fijado Matteo Salvini (Liga Norte) y Silvio Berlusconi (Forza Italia); y lo han confirmado públicamente ayer, junto a unos miles de simpatizantes, en la Plaza Mayor de Bolonia en una manifestación convocada por la Liga Norte. La elección de la localidad no es casual: la capital de Emilia-Romaña es, históricamente, el emblema de la izquierda transalpina.
A lo largo del día no han faltado episodios violentos entre la policía y manifestantes contrarios a la Liga Norte. Un agente de policía fue trasladado al hospital con lesiones de gravedad media. En la madrugada anterior, unos individuos incendiaron unos cables del tráfico ferroviario, a las afueras de Bolonia. Cerca de los hechos se leía la frase: «Sabotear un mundo de racistas y de fronteras». Salvini denuncia los disturbios considerándolos «inaceptables», aunque «no se esté de acuerdo con la Liga Norte». Los delincuentes, según él, «deben ir a la cárcel». El líder de la Liga Norte – para sus seguidores, el «verdadero Matteo» respecto a Renzi –, ha protagonizado dicha manifestación política, flanqueado por Berlusconi, para desacreditar al Gobierno italiano. Todo ello, superando el decoro político y usando descalificaciones e insultos: «Eres un cretino, la política no es lo tuyo, ¡inútil!», espetaba ayer el leguista al ministro del Interior, Angelino Alfano, antiguo delfín de Berlusconi. «Inculto e ignorante» fue la réplica del titular de Interior, quien no ahorró comentarios ni siquiera al Cavaliere, su antiguo jefe hasta 2013: «Muy poco acertado que acudiera a la manifestación. Salvini se ha convertido en su superior directo», explicaba en la cadena pública Rai Uno.
La cita de ayer parece tener ciertas lagunas escénicas: mucha expectación para tan sólo tres intervinientes políticos: Salvini, Berlusconi y la ex ministra Giorgia Meloni, del partido Fratelli d’Italia. Los discursos pronunciados por los simpatizantes que tomaban el micrófono, tuvieron algún que otro tinte xenófobo. Abundaron conceptos como «pseudorefugiados», «ciudades más seguras», «recuperación de ciudadanía». Todo ello, en un contexto en el que Italia está protagonizando tanto el rescate como la distribución de refugiados en la Unión Europea en plena crisis humanitaria en Oriente Medio. El Cavaliere y la Liga Norte, tanto en el gobierno como en la oposición; son aliados, con algunas discrepancias, desde hace más de 20 años. Salvini cree sin embargo en una supuesta regeneración del centroderecha: «Ha comenzado algo nuevo. El pasado no regresa». El jefe leguista no se atreve a hablar de futuros liderazgos, pero confirma: «Juntos, mandamos a casa (al primer ministro) Matteo Renzi». Según Berlusconi, ambas formaciones políticas alcanzarían «el 40% de los votos», 15 puntos más que en las elecciones generales de 2013.
Sea lo que fuere, lo ocurrido ayer entre Salvini y Berlusconi es una muestra de cómo la política italiana cae, una vez más, en la degradación dialéctica. Una degradación cuyo mayor riesgo, al margen de la creación de un proyecto desesperado que trate de reforzar la alternativa italiana; es la generación de un mensaje subliminal basado en algo impropio de la Política: donde, en esencia, todo vale. También es una confirmación de que el centroderecha italiano, en su día aglutinado por la controvertida figura de Berslusconi y su Forza Italia, ha tomado una peligrosa deriva con el abrazo del oso del populismo y radicalismo de la Liga Norte.
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