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Brasil

Bolsonaro firma el decreto que permite el uso de las armas

La violencia deja de ser monopolio de las Fuerzas de Seguridad en Brasil para ser un derecho individual

El presidente Bolsonaro durante la firma del decreto / Efe
El presidente Bolsonaro durante la firma del decreto / Efelarazon

La violencia deja de ser monopolio de las Fuerzas de Seguridad en Brasil para ser un derecho individual.

«El pueblo decidió comprar armas y municiones». Así abría el presidente Jair Bolsonaro su discurso, una sesión en la cual el mandatario firmaba el decreto que flexibiliza la tenencia de armamento. El mismo ex paracaidista del Ejército que mostraba orgulloso su metralleta antes de llegar al Palacio de Planalto y que durante la campaña preguntaba a un niño: «¿Sabes disparar? ¡Dispara!». Cuando una periodista le preguntó por el incidente, Bolsonaro respondió: «¿Cuál es el problema? Las armas son inherentes al hombre y a su defensa. Está en la Biblia. Todos mis hijos aprendieron a disparar a los cinco años».

El mayor acceso a la tenencia de armas ha sido una de las banderas del ex militar, quien ha prometido mano dura contra la delincuencia en un país en el que solo el año pasado fueron asesinadas 63.880 personas, una media de 175 por día. Batiendo récords. La legislación actual ya permitía la posesión de armas a personas mayores de 25 años sin antecedentes penales y con una ocupación lícita, una vez demostraran capacidad psicológica para su uso y justificaran su necesidad, un requisito que ahora será menos rígido. Básicamente aquí radica el gran cambio.

Según el decreto al que ha tenido acceso LA RAZÓN, ahora los criterios para demostrar «la necesidad de acceso a armas» es mucho más amplio. En realidad hay un punto clave: si los índices de violencia superan ciertos parámetros, tienes derecho a solicitar el permiso. Por otro lado, todos los Estados superan dichas cifras, así que en la práctica cualquier persona mayor de 25 años, tras haber realizado el curso previo de tenencia y manejo, tiene derecho a tener un arma.

Además, el decreto incluye entre los motivos de «efectiva necesidad», a los «residentes en áreas rurales». La medida, sin embargo, no flexibiliza portar armas en la calle –como en un principio quería Bolsonaro-. También se amplia de cinco a diez años el plazo de duración de las licencias otorgadas por la Policía federal. El porte de armas continuará reservado principalmente a militares, policías y personal del ramo de seguridad.

Bolsonaro, acompañado de su flamante ministro de Justicia, Sérgio Fernando Moro, se refirió al referéndum celebrado en 2005 en Brasil, en el que el 63% votó a favor del comercio de armas en el país tras la aprobación del Estatuto de Desarme. «Como el pueblo soberanamente decidió en el referéndum de 2005, para garantizarles ese legítimo derecho a la defensa. Yo voy a usar esta arma», afirmó Bolsonaro. Ya en su investidura, reiteró su deseo de facilitar la posesión de armas a los «ciudadanos de bien» para que puedan defenderse y combatir al crimen en uno de los países más violentos del mundo. La medida, según Bolsonaro, busca que el «ciudadano de bien pueda tener paz dentro de su casa».

«Aquí hay varias cosas. En un país tan violento y corrupto esta medida que también amplia la tenencia a cuatro armas por persona, propiciará que haya más plomo en las calles», sentenció el mandatario brasileño.