Reino Unido

Brexit: la UE se resigna a un callejón sin salida

El negociador jefe de Boris Johnson vuelve a viajar a Bruselas para convencer a los veintisiete

Boris Johnson, primer ministro británico/Ap
Boris Johnson, primer ministro británico/Aplarazon

El negociador jefe de Boris Johnson vuelve a viajar a Bruselas para convencer a los veintisiete

El laberinto del Brexit siempre parece dispuesto a mostrar un nuevo recoveco y una nueva puerta sin salida. En medio del huracán que asola el otro lado del Canal de la Mancha, Bruselas y Londres se afanan en proseguir el diálogo. O mejor dicho, en reanudar una coreografía de contactos y encuentros con pocos visos de éxito. Mientras los partidos de la oposición intentan, mediante una ofensiva sin cuartel , no dejar que Boris Jonhson clausure el Parlamento de Wetsminster como modo de alentar un Brexit caótico el próximo 31 de octubre, el negociador británico Robert Frost se desplazará a la capital europea esta semana, aunque todavía no se ha hecho pública su agenda de citas. En los pasillos comunitarios no se esperan grandes avances en ningún sentido. Al menos, no estos días. Pero los gestos son importantes en política y las dos partes los necesitan.

“Los progresos sólo serán posibles si el Gobierno británico propone una alternativa viable al ‘’backstop’’ para la frontera irlandesa ( solución de emergencia para evitar una frontera dura), que es de lejos el elemento más controvertido del acuerdo entre la UE y Reino Unido. Sin embargo, si esta alternativa no es posible, las dos partes están interesadas en estar abiertas al diálogo, como modo de evitar que la otra parte les culpe de un Brexit caótico”, explica a LA RAZÓN Larissa Brunner, analista del think tank European Policy Centre.

El argumentario de Bruselas y Londres parece claro. Johnson puede hacer creer a la opinión política británica que es capaz de arrancar concesiones a Bruselas y que su estrategia de cierre de Wetsminter está teniendo efecto, ya que las puertas de las instituciones comunitarias continúan abiertas, y los Veintisiete siguen manteniendo con firmeza que debe ser Reino Unido el que proponga una mejor alternativa al backstop y que están abiertos a escuchar. Diálogo de sordos, pero diálogo al fin y al cabo.

Pero. ¿hay alguna bala mágica? Por el momento, parece imposible. Brunner se proclama “escéptica” de que una solución que no ha llegado en tres años puede aparecer por arte de magia en los próximos días, aunque no cree “imposible” que Londres acabe presentando algún tipo de alternativa. La gran pregunta reside en si esta improbable nueva solución de emergencia será factible y convencerá a los Veintisiete. El presidente francés, Emmanuel Macron, quien lidera el ala dura del club comunitario ya avisó durante la cumbre del G-7 en Biarritz de la falta de tiempo para un nuevo acuerdo. La canciller alemana, Ángela Merkel, se muestra más pragmática y menos combativa pero tambien comparte el escepticismo.

Pieter Cleppe, jefe de la oficina en Bruselas del “think tank” británico Open Europe, ve la situación con esperanza ya que, según asegura a este periódico, las cancillerías europeas “han empezado a darse cuenta de que Reino Unido está preparado para un Brexit sin acuerdo y la estrategia de Jonhson consiste en que esto incrementará las oportunidades de que la UE se comprometa a una renegociación”. Theresa May ya manejó está baza del Brexit caótico como espada de Damocles, sin ningún éxito. Por eso Johnson se afana en demostrar que esta vez no es un farol. Necesita convencer a sus votantes y a los Veintisiete.

El veredicto de la alertas informativas de Eurasia Group no resultan reconfortantes. Mientras Frost se reúnirá esta próxima con sus homólogos europeos, Wetsminter seguirá afrontando otra batalla campal de resultados inciertos. Esta consultora considera que puede haber presiones para la celebración de un voto de no confianza y que Johnson puede acabar convocando unos nuevos comicios para después del 31 de octubre, día de la salida de Reino Unido del bloque comunitario.

Esprint final

En esa hipótesis, Eurasia prevé que “los europeos se nieguen a cualquiera de la concesiones sustantivas” que pide el primer ministro británico y que durante este tiempo la tensión se incremente. Si el «premier» consigue clausurar Westminster desde el 10 de septiembre hasta 14 de octubre, ese lapso de tiempo comenzará un esprint final en el que Johnson intentará que los Veintisiete renegocien un nuevo acuerdo antes de la cumbre europea que se celebrará los días 17 y 18 de ese mes en Bruselas, al filo de la navaja del 31 de octubre. A finales de septiembre puede llegar un momento de inflexión si se producen encuentros en los márgenes de la Asamblea General de la ONU en la que participará tanto Johnson como los líderes europeos.

Cleppe cree que para que haya éxito, las dos partes deben moverse de sus posiciones y mostrar cierta flexibilidad. “Irlanda deberá aceptar algunos controles, fronterizos, el Reino Unido quizás vea como la comida procedente de Irlanda del Norte pasa también chequeos y los Veintisiete deberán aceptar que su frontera en Irlanda del Norte sea un poco porosa. Si la UE es honesta, debe reconocer que hay algunos agujeros en sus fronteras exteriores, no seamos histéricos sobre esto”. Para este investigador, las posibilidades de un Brexit caótico son tan sólo el 20%, pero reconoce que puede estar siendo “demasiado optimista”

Brummer no comparte esta opinión y considera que los Veintisiete no van a aceptar cualquier solución que desbarate completamente el backstop. Aunque tampoco lo cree “imposible”, ve poco poco probable que una solución alternativa consiga el respaldo de Wetsminter. Esto nos lleva al punto de partida:.Deal o No deal, ésa es la cuestión. Johnson ha prometido que sacará a Reino Unido del bloque europeo el próximo 31 de octubre. Cueste lo que cueste. Como su admirado Wiston Churchill, tan sólo ofrece sangre, sudor y lágrimas. La pregunta es si será Bruselas quien pueda pararlo o sus propios compatriotas.