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Oriente Medio
Palestinos y agencias de ayuda humanitaria en Gaza anunciaron ayer que seguían esperando la entrada de provisiones al enclave, más de 48 horas después de que Israel anunciara, presionada por la comunidad internacional, que comenzaría a enviar alimentos y suministros necesarios tras un bloqueo de casi tres meses.
Habían entrado por el cruce de mercancías de Kerem Shalom 98 camiones que transportaban harina para panaderías, alimentos para bebés, equipo médico y medicamentos. Según la ONU, aunque los camiones efectivamente entraron en Gaza, el Ejército israelí no autorizó la recogida de la ayuda en el lado gazatí.
Según informaron a Efe fuentes locales del enclave palestino y el organismo militar israelí encargado de coordinar la entrada de ayuda en Gaza, los camiones empezaron esta noche a repartir su carga en los centros de destino. Las fuentes locales indicaron que panaderías de Jan Yunis y de las tres zonas del centro de Gaza mencionadas ya tienen harina para comenzar a elaborar pan y alimentar a una población sometida a un bloqueo total de alimento, combustible o medicamentos.
El organismo encargado de coordinar el suministro de ayuda humanitaria a Gaza, llamado Coordinador de Actividades Gubernamentales en los Territorios (COGAT, por sus siglas en inglés) del Ministerio de Defensa, no respondió a los pedidos de LA RAZÓN y tampoco reaccionó a las afirmaciones de la ONU de que sus agencias no han podido recoger ni distribuir la ayuda que llegó al territorio el martes a través del cruce de Kerem Shalom.
Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU, especificó que «hasta ahora ninguno de los suministros ha podido salir de la zona de descarga de Kerem Shalom». Explicó que esto se debía a que «ayer por la noche las autoridades israelíes solo autorizaron a nuestros equipos a pasar por una zona muy congestionada y sentimos que era inseguro, [un lugar] con alto riesgo de saqueos».
Israel había impedido la entrada de toda ayuda a Gaza desde el 2 de marzo, argumentando que había entrado suficiente asistencia humanitaria durante un alto el fuego de seis semanas previo y que Hamás estaba robando la ayuda. El Gobierno de Benjamin Netanyahu sostiene que el bloqueo era necesario para presionar al grupo terrorista a liberar a las decenas de rehenes que mantiene retenidos.
En las últimas semanas, sin embargo, algunos miembros del Ejército comenzaron a llamar la atención de los líderes políticos advirtiéndoles que el enclave estaba al borde de la hambruna.
Antes del alto el fuego que entró en vigor el 19 de enero, COGAT y la ONU mantenían un contencioso sobre la responsabilidad de las dificultades en la distribución de la ayuda. La ONU alegaba que COGAT y las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) rechazaban con frecuencia sus solicitudes de autorización de recogida y distribución, y que las peligrosas condiciones en Gaza dificultaban la distribución de la ayuda. Sin embargo, COGAT alegó que el número de veces que denegó la autorización fue muy bajo y presentó cifras al respecto al Tribunal Superior de Justicia. El organismo israelí también acusa de ineficaz a la ONU en la entrega de la ayuda y señala que grandes cantidades se acumulaban con frecuencia en el lado gazatí de Kerem Shalom.
La recién fundada Fundación Humanitaria de Gaza, respaldada por EE UU, comenzará a trabajar en Gaza a finales de mayo, en el marco de un plan de ayuda muy criticado que el jefe de ayuda humanitaria de la ONU, Tom Fletcher, ha descrito como una «tapa de parra para ocultar más violencia y desplazamiento» de palestinos en Gaza. Otros grupos de ayuda humanitaria y diplomáticos se han opuesto a la iniciativa, alegando que no aborda la crisis humanitaria de manera correcta y obligará al desplazamiento masivo de los gazatíes a los pocos puntos de reparto que se prevén, además de que no alimentará inicialmente al 40% de ellos.
En una rueda de prensa inusual, tras medio año de no ofrecer una, el mandatario israelí dijo que la incipiente "operación Carros de Guideón" —la operación ampliada en Gaza— tiene como objetivo "completar la guerra, la obra" en Gaza. "Nuestras fuerzas están asestando golpes contundentes que se intensificarán contra los bastiones de Hamás". Al final de la operación, prometió, "todos los territorios de Gaza estarán bajo el control de la seguridad israelí y Hamás será derrotado por completo".
En respuesta a quienes piden el fin de la guerra en Gaza, afirmó estar "listo para poner fin a la guerra, bajo condiciones claras que garanticen la seguridad de Israel: que todos los rehenes regresen a casa, que Hamás deponga las armas, renuncie al poder, que sus líderes sean exiliados de la Franja... Gaza esté totalmente desarmada y llevemos a cabo el plan de Trump. Un plan tan correcto y tan revolucionario".
Esta es la primera vez que el plan del presidente estadounidense para expulsar a los civiles de Gaza de la Franja se presenta como una exigencia israelí para el fin de la guerra.
Mientras, al menos 82 personas murieron el miércoles en Gaza por fuego israelí, según informaron las autoridades sanitarias de Gaza controladas por Hamás.