Francia

Rebelión contra la reforma laboral de Hollande

Francia se moviliza en contra de la flexibilización del despido propuesta para dinamizar la economía.. Hollande y Valls aguantan el pulso de la calle, un día después de retirar la modificación de la Constitución

Los policías tratan de contener a los estudiantes durante una manifestación en París
Los policías tratan de contener a los estudiantes durante una manifestación en Paríslarazon

Francia se moviliza en contra de la flexibilización del despido propuesta para dinamizar la economía. Hollande y Valls aguantan el pulso de la calle, un día después de retirar la modificación de la Constitución

El rechazo a la reforma laboral de Hollande-Valls permanece intacto. Máxime después del revés sufrido por el presidente socialista con la retirada de sus propuestas estrella en materia antiterrorista. La huelga y las manifestaciones de ayer guardan el impulso de la primera protesta, del 9 de marzo, con cifras similares, como los 28.000 manifestantes en París (según la prefectura). Los eslóganes de esta segunda advertencia eran los mismos: «Contra la esclavitud moderna» y, sobre todo, «Retirada de la ‘‘Ley Khomri’’». Porque ese es el objetivo principal de los organizadores de las manifestaciones: obligar al Gobierno a retirar la ley y, después, ponerse a negociar.

El líder de Fuerza Obrera, Jean-Claude Mailly, lo dejó claro ayer: «El Gobierno debería mirar lo que pasa. Está claro que si no actúa rápido, es decir, detiene el cronómetro y discute de todo, en ese caso habrá otras movilizaciones». Ya hay nuevas citas fijadas para el 5 y el 9 de abril, «hasta la retirada del texto», aseguró ayer la CGT. En el cortejo que discurrió desde la Porte d’Italie a la Place de la Nation, se pudo ver a diversas personalidades políticas de la extrema izquierda, como Arlette Laguiller, Olivier Besancenot o Jean Luc Mélenchon, pero también a diputados de la mayoría gubernamental como el socialista Christian Paul. Los senadores comunistas también se manifestaron a su manera, durante la sesión de preguntas al Gobierno. La presidenta del grupo, Eliane Assassi, aprovechó su turno de preguntas para pedir al primer ministro, Manuel Valls, que retirara la ley. «Ya es hora de cesar los regalos a Pierre Gattaz (presidente de la patronal) y de escuchar el sufrimiento de los asalariados», dijo Assassi mientras el resto de sus colegas desplegaban unos carteles en los que se leía «Ley del Trabajo, no gracias». El jefe del Ejecutivo siguió defendiendo el texto, reprochó a la senadora «una visión particularmente caricatural» de la ley, y aseguró que «asume sus diferencias» con la CGT y FO, principales organizadores de la movilización de ayer.

La huelga fue seguida sobre todo en el sector de transportes, pero también en las aerolíneas Air France, la eléctrica EDF o la Torre Eiffel. En la empresa de ferrocarriles, la SNCF, 24,2% de trabajadores se pusieron en huelga (cifras inferiores a las del 9 de marzo, que alcanzaron el 35,3%), aunque según la empresa, el tráfico de trenes de alta velocidad fue «casi normal», salvo en la zona norte, donde circularon la mitad de los trenes. En el metro parisino funcionaron 3 de cada 4, y 1 de cada 2 en los trenes subterráneos. La consecuencia inmediata fue el incremento de atascos en los alrededores de París, que llegaron a extenderse por unos 600 kilómetros en las horas punta. También los aeropuertos se vieron afectados a pesar de que, de forma preventiva, la Dirección General de la Aviación Civil había pedido a las compañías aéreas que redujeran su programa de vuelos un 20% en el aeropuerto de Orly y un 33% en el de Marsella. En el sector de la Educación nacional, cerca de 200 liceos fueron bloqueados total o parcialmente por los estudiantes, que madrugaron para instalar los dispositivos a base de cubos de basura o cajas para impedir la entrada a sus compañeros. En algunos casos, los directores de los centros tomaron la iniciativa de cerrarlos.

Las cifras redondas ofrecidas por los organizadores hablaban de más de 1,2 millones de personas que participaron ayer en los cortejos que recorrieron las calles de 260 ciudades por toda Francia (el 9 de marzo avanzaron la cifra total de 450.000). En París, donde la lluvia no amilanó a los manifestantes, hubo que lamentar varios incidentes protagonizados por unos doscientos jóvenes que, al margen de la manifestación, desde la media mañana, se enfrentaron a las fuerzas de orden lanzando piedras, y vandalizando algunas oficinas bancarias y paradas de autobús. Una decena de jóvenes fueron detenidos, igual que en Toulouse, por hechos similares.