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Kim Jong-un se compromete a cumplir lo acordado en la histórica cumbre
El dictador norcoreano destacó su voluntad de lograr "la paz y la prosperidad"en la península a través de una mejora de las relaciones intercoreanas
Por primera vez desde la guerra de 1950, un líder norcoreano pisa suelo del país vecino. Kim Jong Un y Moon Hae In discutirán sobre un acuerdo de paz permanente y la desnuclearización del régimen de Pyongyang.
El líder norcoreano, Kim Jong-un, dijo que quiere "iniciar un nuevo capítulo"en las relaciones con el Sur, y afirmó que "no volverá a suceder"que se incumplan acuerdos alcanzados anteriormente entre los dos países.
Kim se pronunció así durante su intervención al inicio de la histórica cumbre que celebra hoy con el presidente surcoreano, Moon-Jae in, en el lado sur de la frontera entre ambos países que permanecen técnicamente en guerra.
El dictador norcoreano destacó su voluntad de lograr "la paz y la prosperidad" en la península a través de una mejora de las relaciones intercoreanas, y para ello apostó por "no tener que volver a la situación anterior"de confrontación.
Kim subrayó repetidamente su voluntad de dialogar "con sinceridad y candidez"para lograr "buenas discusiones y resultados", y prometió que "la no implementación de lo acordado no volverá a suceder", en una aparente alusión a acuerdos alcanzados entre ambos países, como el de 1992 sobre desnuclearización de la península.
Kim bromeó incluso sobre el menú que compondrá el banquete que las delegaciones compartirán y con una hipotética visita de Moon a Pyongyang.
"Se va a servir naengmyon (fideos fríos típicos norcoreanos) del famoso restaurante Okryugwan de Pyongyang y me alegra que el presidente Moon pueda disfrutarlos, aunque estaría bien que lo hiciera en el Norte aunque sea un largo viaje", dijo Kim.
"Me siento muy feliz. La primavera está aquí en Corea y espero que todo el mundo este pendiente de esta primavera", manifestó por su parte Moon en referencia al mensaje que se ha enviado en los últimos días sobre una cumbre en la que ambas partes han dicho que esperan que la paz "florezca"a partir de este encuentro.
"Tenemos una responsabilidad muy grande. Creo que hay mucha expectación por parte de todo el mundo", añadió.
"Quiero agradecer de nuevo, estimado secretario general del Partido de los Trabajadores (en referencia a Kim), el que haya aceptado reunirse conmigo. ¿Porque no acordamos una paz que suponga un regalo para el mundo?"
"En las ultimas siete décadas no hemos podido hablar y podríamos estar hablando hoy todo el día", señaló Moon, quien tiene previsto participar en dos rondas de conversaciones hoy con Kim, de una hora y media cada una.
Se espera que los temas principales sean la desnuclearización de la península, el mantenimiento del diálogo bilateral y la paz permanente entre dos países que continúan técnicamente enfrentados desde el final de la Guerra de Corea (1953).
Tras las reuniones los dos líderes firmarán un acuerdo y realizarán un anuncio, cuyo formato dependerá enteramente del "contenido de dicho texto", según explicó en la víspera la oficina presidencial surcoreana.
La sede del encuentro es Peace House, un edificio construido en 1989 escenario de varias reuniones intercoreanas (aunque nunca una cumbre) y acondicionado en los últimos días, es un edificio con tres plantas, azotea y sótano operado por el Servicio Nacional de Inteligencia (NIS) surcoreano.
65 años después
Han tenido que pasar 65 años desde que se firmara el armisticio de la Guerra de Corea en 1953 para que un líder norcoreano pise suelo del sur. Hoy, Kim Jong Un tiene previsto cruzar a pie la frontera con mayor número de soldados por kilómetro del mundo para reunirse con su homólogo surcoreano, Moon Jae In. La cumbre abordará la mejora de las relaciones intercoreanas, la desnuclearización y la posibilidad de firmar un tratado de paz para el que deberán contar con el presidente de EE UU, Donald Trump, con quien Kim se reunirá en mayo si el encuentro de hoy tiene éxito. Con cada detalle medido al milímetro y varios ensayos de por medio para que nada se salga de la agenda oficial, Kim cruzará la frontera de la conocida como Zona Desmilitarizada para encontrarse a las 9:30 en la aldea de Panmunjom con Moon. Una hora después, dará comienzo en la Casa de la Paz una reunión que será emitida por televisión ante la atenta mirada de medio mundo y, tras ella, un parón para almorzar, cada uno en su lado de la frontera. A continuación, una simbólica ceremonia en la que plantarán un árbol con tierra de ambos lados de la linde que dará paso a la segunda ronda de diálogos. El encuentro concluirá con los dos mandatarios firmando un acuerdo y entregando una declaración conjunta antes de una cena en el lado surcoreano, cuyo menú ha sido estudiado cuidadosamente.
«Estamos pensando que podría llamarse la Declaración de Panmunjom», declaró ayer Im Jong Seok, jefe de la secretaría presidencial del Sur refiriéndose a los posibles pactos que pudieran salir de la reunión. En el que es el tercer encuentro de estas características en la historia de Coreatras las cumbres de Pyongyang de 2000 y 2007, «alcanzar un acuerdo sobre desnuclearización en un momento en que los programas nucleares y de misiles balísticos intercontinentales de Corea del Norte han avanzado tanto, sería totalmente distinto a la naturaleza de los acuerdos de desnuclearización que se alcanzaron en los 90 y principios de 2000», explicó.
Los expertos coinciden en que es demasiado pronto para hablar de una desnuclearización real, pero insisten en que este encuentro puede allanar el camino para conseguirlo en un futuro. «Un resultado positivo sería una declaración de intenciones sobre objetivos amplios relacionados con la desnuclearización y un régimen de paz, e incluso quizás una promesa de continuar las conversaciones», aseguró a LA RAZÓN Naoko Aoki, miembro adjunto del Foro Pacífico del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Para la experta, esta ocasión es especial. «A diferencia del pasado, Corea del Norte ya ha hecho algunas concesiones, como una moratoria sobre las pruebas nucleares y el lanzamiento de pruebas de misiles intercontinentales», indicó. Eso sí, «sin aclarar lo que quiere a cambio. Tenemos que ver cómo va la cumbre», apostilló. La tensión de los últimos años en una península que permanece técnicamente en guerra no hizo más que aumentar en 2017, cuando Kim llevó a cabo una veintena de pruebas balísticas y su sexto y más potente ensayo nuclear. Se ha tenido que esperar a este año para que se produjera un giro en los acontecimientos. Los expertos reconocen que este cambio de tercio de Kim, que ahora juega en la liga diplomática de más alto nivel, se debe a varias razones. La primera es la confianza política que su exitoso programa nuclear le ha otorgado colocándolo en una posición fuerte a la hora de negociar dentro del tablero internacional. La segunda es el daño que han hecho varias rondas de sanciones en el país obstaculizando el desarrollo económico. La tercera y última,explican, quizás se deba a la preocupación de que Washington pudiera realmente atacar Pyongyang, especialmente después de un año en el que Trump y Kim intercambiaron insultos y amenazas nucleares.
La rama de olivo que Kim tendió para que Moon recogiera hoy se materializa en Panmunjom. Allí, Moon tratará de perseguir un tratado de paz que pueda finalizar el conflicto abierto entre ambos países. Pese a que en las anteriores reuniones algunos de los acuerdos económicos alcanzados prosperaron para después fracasar, otros como la «declaración de paz» realizada en la cumbre de 2000 entre los entonces líderes de Corea del Norte y del Sur, Kim Jong Il y Kim Dae Jung, respectivamente, podría servir de base para construir el actual.
Se inicie o no ese proceso de reconciliación, el acuerdo se enfrentaría a obstáculos significativos como que ambas naciones afirman ser el Gobierno legítimo de la península o la necesidad de la firma de Estados Unidos, previa aprobación de su Congreso, al ser uno de los países firmantes de aquel pacto militar. Estos y otros impedimentos deberán ser tenidos en cuenta en un proceso que se prevé largo.
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