Estados Unidos

China reta a Trump a una nueva guerra

Pekín advierte de un «enfrentamiento militar» si el futuro presidente de EE UU bloquea el acceso de sus tropas a las islas artificiales que construye en el Mar del Sur. Medios chinos tachan de «ingenuo y miope» a su secretario de Estado

Un dependiente taiwanés muestra la portada del periódico «United Evening News» con la imagen de un portaviones chino cruzando el estrecho de Taiwán
Un dependiente taiwanés muestra la portada del periódico «United Evening News» con la imagen de un portaviones chino cruzando el estrecho de Taiwánlarazon

Pekín advierte de un «enfrentamiento militar» si el futuro presidente de EE UU bloquea el acceso de sus tropas a las islas artificiales que construye en el Mar del Sur. Medios chinos tachan de «ingenuo y miope» a su secretario de Estado

El deterioro de las relaciones entre las dos principales potencias del mundo sumó un nuevo capítulo ayer. El diario «Global Times», altavoz del Partido Comunista chino, instó a Estados Unidos a «prepararse para un enfrentamiento militar» si no cesaban los desafíos por parte del equipo del presidente electo americano, Donald Trump. «Como Trump todavía tiene que jurar su cargo, China ha mostrado contención cada vez que los miembros de su equipo han expresado puntos de vista radicales, pero EE UU no debería pensar que Pekín tiene miedo de sus amenazas», rezaba el beligerante rotativo. La crítica abierta lanzada este viernes en un par de medios oficiales responde a la intervención del futuro secretario de Estado, Rex Tillerson, quien el pasado miércoles manifestó que Washington no permitiría a Pekín acceder a las islas artificiales que ha construido en el Mar de China Meridional. En su comparecencia en el Senado, Tillerson comparó la construcción de dichos islotes con «la toma de Crimea por parte de Rusia». «Vamos a tener que mandar a China una señal clara, primero, de que se ha acabado la construcción de islas y, segundo, tampoco se va a permitir tu acceso a esas islas», llegó a afirmar.

Pekín, que se disputa las islas con otros cinco países vecinos, se atribuye la soberanía de un 90% de un mar cuyas aguas –ricas en recursos naturales– soportan un tráfico marítimo de mercancías que suman cinco billones de euros en bienes al año. «A menos que Washington planee lanzar una guerra a gran escala, cualquier otro método para evitar el acceso chino a esas islas será estúpido», afirmaba el editorial en el que incluso se lanzaba la hipótesis de un conflicto atómico. «Tillerson haría bien en ponerse al día en estrategias nucleares si quiere que una potencia nuclear (en referencia a China) se retire de sus propios territorios».

Mientras, el periódico «China Daily» calificaba los comentarios del ex presidente de Exxon Mobile de «una mezcla de ingenuidad, miopía, prejuicios sobados y fantasías políticas irreales». Si las ideas de Tillerson se pusieran en práctica en el mundo real, se «iniciaría un rumbo hacia una devastadora confrontación entre China y Estados Unidos», agregó el diario.

La combativa reacción a los comentarios del político americano reflejan una vez mas la relevancia que para los líderes chinos tiene la construcción de dichas islas, vistas como una cuestión de soberanía nacional y como parte fundamental en el proceso de convertirse en una superpotencia militar a nivel mundial.

Precisamente las continuas patrullas aéreas y navales que la Administración Obama ha llevado a cabo en la zona en los últimos tiempos con el objetivo de reafirmar el derecho a la libre navegación en el Mar de China Meridional han enfurecido a Pekín en repetidas ocasiones. El último incidente se produjo a mediados de diciembre, cuando EE UU denunció que en unas imágenes tomadas por satélite se podía observar la instalación de sistemas «significativos» de armamento, que incluían baterías antiaéreas y antimisiles de gran tamaño en los islotes artificiales que Pekín presumía de no intentar militarizar.

Sin embargo, el de ayer es un episodio más que se suma a la larga lista de agravios que ambos países están cosechando desde que Trump fuera elegido. En una ocasión, el presidente electo norteamericano cuestionó el principio de «una sola China», norma considerada por el gigante asiático como la base política de la relación entre ambas naciones y vigente desde que en 1979 se reanudaran las relaciones diplomáticas con Washington. En otro momento y tras haber recibido Trump una llamada de felicitación de su homóloga taiwanesa Tsai Ong-wen, Pekín presentó una protesta formal por romper las normas diplomáticas entre ambas naciones.