Egipto

Diplomacia económica y orgullo nacional

La Razón
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Recuperar el ritmo de la actividad económica, o mejor dicho, recuperar el ritmo normal de vida en Egipto después de cinco años de revueltas e inestabilidad política es algo de suma importancia. La ampliación del canal de Suez tiene este objetivo prioritario. El proyecto debería haber comenzado antes. De hecho, ya se habló mucho de él en los años de Mubarak, así como en el tiempo en el que los Hermanos Musulmanes estuvieron en el poder. Se trata de un plan para reunir a los egipcios en torno a un proyecto nacional, aunque sus ventajas siguen siendo dudosas para algunos expertos. Hacía falta que los egipcios recuperasen la confianza en sí mismos, que superaran la sensación de abatimiento y perdida de ilusión.

Más allá de este refuerzo moral, está el carácter político de la ampliación, que consiste en consolidar el aparato político de Al Sisi. Se añade también el motivo de que ahora, el país debe luchar en diferentes frentes, entre ellos la lucha contra el terrorismo y la gran factura que Egipto está pagando. A pesar de las dificultades que han tenido lugar en los meses de construcción, el país emerge ahora con un nuevo liderazgo, pero no va a ser un mandato a la usanza de Naser (nacionalista), sino más bien enfocado a la concordia y reforzando así el papel que está buscando Egipto como país mediterráneo. De ahí viene el apoyo mostrado por la UE con quien podrá ahora intensificar sus intercambios comerciales. Además, ahora Egipto se mostrará como un guardián firme en la lucha contra el extremismo y el terrorismo en la región.

Respecto a la ausencia de inversión extranjera en el proyecto de ampliación, me gustaría subrayar una razón histórica relacionada con la construcción del canal de Suez a finales del siglo XIX. Lo llevó a cabo una empresa extranjera al margen de las necesidades nacionales. En 1882, sus responsables, al ver que la fuerzas inglesas no podían penetrar en El Cairo a través del Delta, les autorizaron a hacerlo por el Canal. Así ganaron la batalla al Ejército egipcio y conquistaron la capital ocupando el país hasta 1954. Ahora, al ser una construcción íntegramente realizada con fondos nacionales, el pueblo se siente fuerte. Los egipcios vuelven a nacer después del largo sueño que tuvieron esperando el maná que nunca llegó después de los Acuerdos de Camp David. No ha sido una tarea sencilla, pues ha costado mucho sudor y trabajo, pero ahora los egipcios vuelven a caminar juntos.

*Catedrático de la Universidad Al Azhar en El Cairo.